Jueves 2 de noviembre de 2023, p. 4
Acapulco, Gro., De manera lenta, las actividades cotidianas
retornan para los habitantes de este puerto, uno de los más importantes centros turísticos, aunque la mayoría de los hoteles no pueden prestar servicios debido a la devastación que causó Otis. Sin embargo, los servicios se van restableciendo, aunque de manera precaria, y ya hay algunos restaurantes y comedores comunitarios que ofrecen alimentos de manera gratuita.
Ayer, una sucursal bancaria reinició operaciones en sus cajeros automáticos. Sólo una, pues la mayoría fueron vandalizadas y continúan tapiadas o con todo el mobiliario e instalaciones destrozados.
Las gasolineras del puerto ya no tienen filas interminables de consumidores que esperan obtener un poco de combustible. La Guardia Nacional asumió la vigilancia y el control de cada una de las estaciones y con ello se detuvo el robo de combustible, la venta a precios que llegaron hasta cien pesos el litro, y en algunos casos de manera legal los concesionarios optaron por no vender más de 500 pesos de combustible a cada usuario.
Asimismo, pipas de Petróleos Mexicanos (Pemex) han reanudado el abastecimiento a las estaciones que se encuentran prestando el servicio tanto en la zona hotelera como en las colonias periféricas, de esa manera ya no se tiene que viajar a Chilpancingo a llenar los tanques.
Cada vez hay más plantas purificadoras de agua en diversos puntos de la ciudad, y por lo menos en la zona urbana, los habitantes pueden, sin costo, llevar garrafones a su familia.
Mientras a las comunidades alejadas y desde las cuales sus colonos deben caminar muchos kilómetros para conseguir víveres, los integrantes de las fuerzas armadas agrupan despensas, cargan agua y víveres en decenas de vehículos para trasladar ayuda por vía terrestre, en tanto la Secretaría de Marina (Semar) la lleva en sus helicópteros MI-17.
Limpieza de calles
Además, decenas de trabajadores de la Secretaría de Obras del Gobierno de la Ciudad de México acompañan y completan las acciones de limpieza que realiza personal del Ejército, la Guardia Nacional y la Semar en zonas como el bulevar Miguel Alemán, para recuperar poco a poco la belleza de sus camellones, aunque sean escasas las palmeras que sobrevivieron a los vientos de más de 300 kilómetros por hora que desarrolló Otis.
En Punta Diamante, los empleados de los hoteles han comenzado las labores de limpieza y retiro de materiales, aunque la vista sea impactante debido a las grandes construcciones que quedaron descarnadas
, con ropa de cama y colchones colgando en sus ventanales hechos añicos, con sus estructuras al aire y sus accesos cerrados.
El mercado de artesanías y ropa que se localiza junto a los hoteles de Punta Diamante fue arrasado. Sus locatarios –luego de días en que no pudieron salir de sus casas o que estaban resolviendo sus necesidades básicas– comenzaron a recorrer lo que fueron sus locales.
María y Adriana se abrazaron y lloraron de gusto por estar vivas, pero muy tristes porque todo lo que teníamos aquí quedó en nada, las palapas y negocios quedaron así
, lamentó María al señalar los techos de palma y madera que hoy están unos encima de otros sin vestigio de lo que vendían.
Recorrer las playas que alojaban palapas, suites que ofrecían la posibilidad de disfrutar bellos amaneceres o atardeceres están vacías, sin luz, llenas de desechos. Muchas quedaron destruidas.
Aunque el acceso a las playas de lo que fueron los grandes hoteles resulta difícil por los desechos, aun así ya hay visitantes que recorren la arena, que se quitan las sandalias y contemplan el atardecer.
En la zona de playas que se localizan en la costera Miguel Alemán ya hay quienes realizan caminatas y se meten un rato al mar.
En los hoteles y comercios los trabajadores acuden a apoyar en labores de limpieza y reacondicionamiento, aunque la tarea será larga.