Los Leones de Detroit han aprendido que es peligroso celebrar victorias antes de tiempo. Si por error una ventaja confunde sus ideas, enseguida entra en juego la experiencia de su coach Dan Campbell, quien ha construido un equipo a la altura de los grandes favoritos en la NLF. Derrotar a los Raiders de Las Vegas en una peligrosa semana 8 de competencia, no resultaba una tarea fácil. Y sin embargo, con un juego terrestre que promedia 120 yardas por partido, los felinos se impusieron 26-14 en el estadio Ford Field.

La historia de los Leones está ligada a los recuerdos de un pasado perdedor. Sus campañas, casi siempre con números rojos, acumulaban largas rachas de derrotas y marcadores aplastantes de parte de rivales de mayor altura. Ahora todo parece distinto. Sin un quarterback con el glamour de los campeones Patrick Mahomes y Matthew Stafford, como es el caso de Jared Goff, los afilados colmillos de Detroit adquieren mayor fuerza cuando Jahmyr Gibbs y Amon-Ra St. Brown acarrean el ovoide.

Gibbs consiguió una anotación y corrió para 152 yardas sin que la defensiva de Raiders pudiera evitarlo. Tres goles de campo, pese al balón suelto de Josh Reynolds, pusieron 9-0 arriba a los locales antes de la reacción de Las Vegas. Hubo un momento en que los Leones caminaron sobre una muy delgada cornisa al verse tan superiores en el juego. Ese exceso de confianza, cuyo desenlace suele ser caótico, permitió que los Malosos se acercaran 14-16 antes de la ventaja definitiva.

Sam LaPorta apuntó otro touchdown y un cuarto gol de campo de Riley Patterson sentenció el sexto triunfo de la campaña para Detroit, que es líder del norte de la Conferencia Nacional. Raiders, en cambio, transitó otro capítulo oscuro en este arranque, posicionándose en la tercera posición del oeste de la Americana.