Lunes 30 de octubre de 2023, p. 8
De todos los escenarios posibles, Sergio Pérez vivió el de pesadilla. En los días previos, las horas antes de la salida en el Gran Premio de la Ciudad de México 2023 se vivía una fiesta por el piloto de Red Bull como nunca se había visto. Las fantasías de ganar la carrera en su país volvían más idílico el momento. Sólo duró 18 segundos, 800 metros desde la parrilla hasta la primera curva del Autódromo Hermanos Rodríguez, cuando el tapatío fue más temerario de lo imaginable y se lanzó como kamikaze desde el quinto puesto para arrebatar la punta de la competencia. Sólo un parpadeo de Fórmula Uno que hace los instantes materias más fugaces. Eso duró la actuación del mexicano, una de las peores que se le han visto. Un contacto con el Ferrari de Charles Leclerc disipó las fantasías del Checo.
En el otro polo de las emociones, en un paraje gélido donde no existe espacio para sentimientos innecesarios, el neerlandés Max Verstappen, compañero de Checo en Red Bull, ganó el Gran Premio. La quinta victoria en esta capital, la 51 de su trayectoria, que lo empata con una leyenda como Alain Prost. El segundo lugar fue del británico Lewis Hamilton, de Mercedes, quien queda sólo 20 puntos abajo del jalisciense en la lucha por el subcampeonato, y el tercer puesto fue para Charles Leclerc, el villano en esta historia.
Este año se rompió la cifra de asistencia de 2022, cuando acudieron 395 mil 902 personas. Ayer fueron 400 mil 639 en los tres días.
El banderazo abrió el drama
Cuando dieron el banderazo abrieron la puerta al dramatismo del mexicano. Hasta adelante su compañero de Red Bull, Verstappen, dominaba como acostumbra, sin aspavientos y sin locuras, mientras Checo trataba de rebasar por la izquierda al Ferrari de Leclerc. Y ahí todo se disolvió en el aire. La llanta derecha del monoplaza del mexicano fue embestida con la rueda delantera izquierda del monegasco, lo que lo expulsó de manera espectacular fuera de la pista. Los daños al vehícu-lo de Checo en el soporte lateral y el piso lo dejaron inutilizable.
El piloto mexicano lloraba y golpeaba el timón de su vehículo, presa de un ataque de frustración. Cuando por fin pudo calmarse, el tapatío admitió que corrió un riesgo muy grande sin pensar en el campeonato, donde defiende el subliderato y Hamilton le persigue amenazante a 20 puntos de distancia tras el segundo lugar de ayer. Pérez decidió lanzarse por todo o nada y esto último fue lo que obtuvo.
El Foro Sol quedó en silencio después del percance con el Ferrari. Fue el ansia de ganar lugares, de hacerse con el liderato de la carrera lo que impelió al mexicano a lanzarse cuando apenas iniciaba la carrera.
Si hubiéramos pensado en el campeonato esto que hice era innecesario
, admitió Checo apenas pudo tranquilizarse; sólo quería ganar la carrera y cuando tuve la oportunidad lo arriesgué todo y arriesgué de más. Pero si volviera a estar en la misma situación lo volvería a hacer
.
Se terminó la fiesta
Checo expresaba la frustración de soñar toda la temporada con este momento pero con otro desenlace, con la euforia de la gente que lo siguió en los días previos y los estallidos de cariño que le manifestaron en la Ciudad de México.
Soy consciente que tomé un riesgo muy grande y me olvidé del campeonato, me olvidé de todo y sólo pensé en ganar la carrera
, repetía como si tratara de convencerse que sus acciones tenían un propósito distinto.
No ha sido una temporada ideal
, admitió Checo; vi la oportunidad y el sueño de ganar me llevó a tomar esa acción. Quería vivir mi carrera con pasión, con determinación; eso me llevó a hacer algo muy temerario, pero que si me hubiera salido me habría dado el primer lugar
.
Hace varias semanas en su propio equipo elogiaron la frialdad de Verstappen para afrontar la competencia y pusieron en tela de juicio el carácter intempestivo del mexicano, pese a todo Checo defendió su perfil.
Si no se tiene pasión en la vida, mejor irse a casa. Si estoy aquí es porque tengo la pasión y la determinación. Soy un deportista, un atleta, y no hay más; sé que mañana todo mundo me matará, pero me voy tranquilo, di todo mi esfuerzo.
Mientras relataba su experiencia, el piloto Kevin Magnussen de Haas sufrió un violento accidente. Perdió el control de su monoplaza y se estrelló contra un muro en la vuelta 33. El vehículo empezó a arder poco después de que el conductor saliera por su propio pie y al parecer ileso.
Tras el abandono de Checo, la fiesta en el autódromo terminó mientras algunos aficionados se liaban a golpes en las tribunas. Caras largas y algunos niños lloraban por la tragedia del héroe local. No parecía que quedara otra cosa que seguir en silencio el paso de los pilotos extranjeros, como si la Fórmula Uno se volviera insípida si no está uno de los nuestros.
Max vivía otra historia. Una quizá sin la pasión del mexicano, pero con resultados incuestionables. Mientras los Ferrari de Leclerc y Carlos Sainz daban batalla en las primeras vueltas para defender sus posiciones en la delantera, el neerlandés no tardó en dejarlos atrás.
Verstappen aprovechó el pandemonio para hacer su trabajo. Como si cada evento fuera parte de un cálculo para el cual ya tiene la respuesta. A la hora de pensar en el perfil de este piloto hay algo que lo asemeja con la criatura Alien que diseñó el artista suizo H. R. Giger. El octavo pasajero era una combinación biomecánica, mitad artefacto tecnológico y naturaleza, tal como Max.
En el entorno del automovilismo se enfatiza la frialdad y la precisión de Verstappen a la hora de funcionar en la pista. No hay expresiones, sino metas y resultados, su operatividad parece un cálculo de laboratorio sin margen de improvisación. Es como si hubiera salido de los laboratorios de la F1 o de la mente febril de Giger.
Además de Pérez y Magnussen, el español Fernando Alonso también quedó fuera con su Aston Martin en la vuelta 49. Quedan tres carreras en la temporada, no es descabellado aventurar que Verstappen cumplirá con pulcritud los compromisos. Checo también volverá, pero deberá luchar contra sus rivales y principalmente sus demonios, que le atormentan en cada salida a la pista.