Política
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Dixio
Catástrofe en Guerrero
Madre busca vacuna contra el tétanos para su hijo herido durante el paso del huracán
Héctor Briseño
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 30 de octubre de 2023, p. 9

Acapulco, Gro., María de Jesús, de 68 años, busca desesperadamente una vacuna contra el tétanos para su hijo, a quien durante el azote del huracán Otis, una lámina galvanizada cayó sobre su pie, causándole una lesión que lo tiene postrado por la inflamación y bajo riesgo de contraer una infección que lo lleve a una amputación.

Con sólo 40 pesos en los bolsillos, en unos tramos caminando, en otros en aventón de los escasos taxistas en la zona, la señora recorrió 12 kilómetros de Ciudad Renacimiento a la iglesia de Costa Azul, en la zona Dorada.

Mientras un helicóptero de Protección Civil federal aterriza en un jardín del club de golf para repartir despensas, María de Jesús expresa a todos a su paso: Me urge encontrar la vacuna para el tétanos. Sin embargo, no hay dosis; el hospital general de El Quemado no está brindando servicio a causa de los graves daños que sufrió tras el paso del meteoro, tampoco el Donato G. Alarcón, en Renacimiento; ni la clínica del Seguro Social en la colonia Emiliano Zapata.

Tampoco se sabe nada de los médicos cubanos prometidos por las autoridades. María de Jesús no ceja en su lucha y acude a un puesto médico instalado en la colonia Costa Azul, pero los galenos y el personal de Protección Civil se retiraron a las 17 horas, antes de que ella llegara.

No hay medicina para el tétanos y prácticamente la totalidad de las farmacias en Acapulco fueron saqueadas. La vacuna para el tétanos no se encuentra en México desde hace dos años, comentó un facultativo, quien asiste en la iglesia de Costa Azul, pero en un cartón escribió una receta de antibióticos.

No me rindo, tuve cáncer de mama y metástasis 14 veces, pero no me derrotó, voy a conseguir la medicina, advirtió la sexagenaria, quien se tocaba el pecho con orgullo.

Qué tristeza, Acapulco está en los ojos del mundo y se ponen a robar farmacias, cómo es posible, reprobó la mujer sin dejar de clamar a Dios.

Ella apretó con fuerza la receta con su mano derecha. Caminó más lento –las fuerzas ya no le alcanzan para llegar al hospital de la base naval de Icacos, a donde quería llegar_ e inicia el camino de regreso a Renacimiento antes de que oscurezca.

Lo único que piensa es cómo en una ciudad que se quedó sin medicamentos y que está incomunicada obtendrá la vacuna para que se alivie su hijo y no pierda su pie.