Opinión
Viernes 27 de octubre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Mucha, artista que enseñó a amar la belleza

P

arte de su obra es una de la más reproducidas en los objetos que los turistas se llevan cuando visitan París. Igualmente es conocida en el mundo, y merecidamente, pues Alfons Mucha (1860-1939) es la figura emblemática del art nouveau. Su trabajo ha tenido gran influencia en el movimiento jipi, el cine, el pop, el grafiti, el tatuaje y el manga.

Fue pionero del cartel, excelente decorador, precursor de la publicidad a finales del siglo XIX y excelente pintor, como prueban sus principales obras. De manera destacada, los murales de la Epopeya eslava, que cuentan las batallas que libró su país, Checoslovaquia, para lograr su independencia. También son de gran calidad sus litografías y retratos.

El Gran Palais Inmersivo, en su sede de la Plaza La Bastilla, destaca la obra de Mucha con una exposición que incluye proyecciones de alta definición, rodeadas por un original universo musical y olfativo. Es posible gracias al apoyo de la fundación que lleva su nombre en Praga. En una inmensa pantalla y otras 40 más pequeñas, colocadas en el piso, se cuenta la historia de quien logró fama universal al trasladarse a París en 1894.

Allí deslumbró a La Divina Sara Bernhardt, quien lo contrató como diseñador de la publicidad para las obras que interpretaba. También le encargó la decoración de varias de sus puestas en escena.

A la par, cobraron fama sus carteles para grandes almacenes, fabricantes de champaña, vinos, jabones, galletas, chocolates, joyería, alfombras… En muchos de ellos se ve a mujeres jóvenes, muy hermosas y saludables, que flotan entre exuberantes flores, como un homenaje a la naturaleza.

Al recorrer el laberinto de dos pisos de la muestra, el visitante comprueba que Mucha fue un artista de vanguardia, icono de refinamiento, elegancia y modernidad; incluso, puede aspirar la esencia de los perfumes más exquisitos que publicitó.

Ya su país padeció la invasión nazi. Detenido por la Gestapo, se pensó que sería fusilado o enviado a un campo de exterminio. Pero fue liberado. La tristeza por la barbarie de los invasores aceleró su muerte en Praga, en 1939.

Alfons Mucha definió así su obra: La misión del arte es expresar los valores estéticos de cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La del artista es enseñar a la gente a amar dicha belleza.