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La música me salvó de situaciones terribles, dice Kid Congo Powers
Hernán Muleiro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 26 de octubre de 2023, p. 8

Esta entrevista al guitarrista Kid Congo Powers, nacido en Nuevo México, está centrada en los años 70 y 80, cuando fue y volvió de los fundamentales The Gun Club, con un paso notorio por The Cramps. Casi siempre parte de grupos con cantantes de personalidades fortísimas, los líderes supieron poner una porción de las luces estelares sobre él al costado del escenario; es que debían intuir que es mejor tener un socio en las seis cuerdas capaz de mostrar su personalidad y estilo en la música, que un mero sesionista que acata órdenes de la estrella principal. El 9 de diciembre será el acto de cierre del festival Monkeybee en la Ciudad de México, junto a su grupo The Pink Birds.

Antes de estar en The Gun Club, The Cramps, el grupo de Nick Cave y formar Kid Congo & The Pink Birds, el guitarrista llevaba el nombre de Brian Tristan y era un preadolescente en Los Ángeles tratando de encontrar una forma de acercarse a la música. Ser chicano no era un asunto que fuera a entrometerse en su misión de entrar al antro disco del diyéi de radio Rodney Bingenheimer, por cuyo VIP pasaron desde estrellas de rock establecidas, como Led Zeppelin, hasta la nueva sensación glam David Bowie.

Kid Congo Powers señaló: “en Rodney’s no pensé sobre ser chicano. Era un adolescente tratando de tener alguna aventura, divertirme y estar cerca del rocanrol; la raza no entraba en eso, era demasiado ingenuo y joven para saber que ser chicano podía ser un tema. Era un lugar donde se encontraba mucha gente que quería estar cerca del glamur y los rock stars, es decir, vestirse, bailar, ver y ser vistos. Ser chicano me hacía sentir outsider, lo que significaba que encajaba bien con los chicos glam; además, el sur de California está lleno de chicanos, así que no era el único, me sentía bien estando ahí”.

Presidente de club

Muchos músicos que se lanzaron de gira por Estados Unidos a finales de los años 70 tuvieron una experiencia común, casi mística, al ver a The Ramones por primera vez. Para Kid Congo la conmoción fue tal que formó el primer club de fanáticos de la banda y se autonombró su presidente. Contó: “cuando ellos llegaron a mi vida me impresionó que les hablaran a sus seguidores. Antes nunca le hablabas a una estrella de rock, tal vez la veías a lo lejos en la puerta de salida de artistas, rodeada de seguridad, con anteojos oscuros y siendo empaquetados en una limusina con vidrios polarizados. Pero The Ramones le habló a su audiencia luego de su concierto en Los Ángeles; le preguntó ‘¿dónde puedo comprar discos o historietas?’. Los fanáticos queríamos que fueran tan populares como Los Beatles”.

Para la época de Ziggy Stardust, de Bowie, no había un movimiento juvenil con peso específico fuera del Duque Blanco, como había sido en la década anterior, lo cual no fue obstáculo para que Kid Congo buscara inspiración fuera del sistema educativo. Señaló: “empecé como fanático de la música y aún lo soy. Siempre me dio esperanzas y me salvó en situaciones terribles, fue mi educación; yo no terminé la secundaria, pero aprendí mucho al escuchar a mis héroes Bowie, Patti Smith y Lou Reed. Cualquier cinta que mencionaban me aseguré de verla, cada libro que nombraban lo busqué en la biblioteca; aprendí sobre poesía y la vida en general oyendo sus canciones. Bowie o Ziggy también me enseñó que estaba bien ser un andrógino bisexual del espacio exterior, que es como este adolescente se sentía: tu cuerpo crece, tus brazos son demasiado largos, tu cabeza es demasiado grande, te crece el pelo y experimentas con sexo y drogas, así que un alienígena era un buen ejemplo. Todavía sigo ese camino y cuando escucho algo nuevo e interesante me conmueve. La música es mi religión, por falta de una mejor palabra, y mi maestra”.

Algo que ni siquiera pensamos en vender

Cuando Kid Congo Powers y sus amigos pasaron de seguidores a creadores, lo hicieron bajo la firme convicción de que era la única manera de armar algo nuevo. “La gente agarraba instrumentos y hacía su propia música, era el paso siguiente después del fanatismo. En ese entonces, para decir lo que otra gente no decía, no existían demasiadas opciones más que involucrarse. Ésa es una ética que aún aplico y fue muy importante. En ese momento de sobreproducción de los años 70, que fue rechazada por jóvenes alrededor del mundo, estar en contra del statu quo de la música buscando hacer algo simple, era algo desproporcionado. Un joven no podía identificarse con Rick Wakeman, pero ya no queríamos estar aburridos y para eso tuvimos que crear algo más, algo que ni siquiera pensábamos en vender”, sostuvo.

The Gun Club, liderado por el guitarrista y cantante Jeffrey Lee Pierce, fue un proyecto en el que Kid Congo participó desde sus comienzos. El llamado a formar parte de The Cramps, por entonces un grupo más establecido, significó para él la partida de esa criatura parte blues, parte punk. Detalló: “en 1980, The Gun Club llevaba un año y no era popular, fue antes de que hiciera discos, pero mi compromiso con Pierce, que me enseñó a tocar la guitarra y cómo hacer canciones, me hacía sentir que lo estaba traicionando. Cuando me invitaron a unirme a The Cramps, del que los dos éramos grandes admiradores, le conté que me habían pedido unirme a ellos, pero que tendría que renunciar a The Gun Club. Él me dijo: ‘por supuesto que tienes que hacerlo, y si te unes a ellos puedes conseguir que abra muchos conciertos’. Así que él ya pensaba armar otra banda y remplazarme en el mismo minuto en que se lo contaba”.

Si Pierce terminó por ser un escritor de letras trágicas, el cantante de The Cramps, Lux Interior, parecía un vampiro degenerado a través de las décadas. El grupo recompensó a quienes se atrevieron a seguirlo con una selección propia de películas y discos. Sus múltiples versiones de canciones de otros artistas fueron un poco más densas y bastante más malvadas. Kid añadió: Ivy y Lux tenían un marco estético muy específico formado por rockabilly, películas de horror y LSD, además de un amor profundo por los inadaptados. Creo que se encontraban a ellos mismos en sus versiones; eran temas que le hablaban a su filosofía del rocanrol, la vida en general o en Marte, el humor cínico y una celebración del sexo y el rock al mismo tiempo. Ellos dependían del ritmo para la magia, por eso la primera formación de The Cramps era sólo guitarra y batería; mezclaron rockabilly con sicodelia y la gente lo llamó ritmo vudú. Es una gran combinación que influyó en su público de todo tipo de maneras. Cuando elegía una versión se aseguraba de derramar magia sobre ella.

Entre 1978 y 1982, The Gun Club cambió de un combo furioso a poseer melancolía. Cuatro años es mucho tiempo y a diferencia de otros grupos de su era, se permitió mostrar en su música heridas ligadas al fin de la juventud. Al respecto el guitarrista agregó: “la innovación de mezclar blues y punk de manera tan atrevida fue una declaración por sí misma suficiente. Para Las Vegas Story, The Gun Club ya había hecho Miami, con Chris Stein de productor. Su estilo de composición fue más maduro y menos superpunk, más concentrado en la canción y la atmósfera. Para ese momento, todos teníamos mucha más experiencia: Jeffrey siempre estaba explorando, era un visionario. Estuvimos de acuerdo con no repetirnos para conformar a quien sea y, en vez de eso, llevar a la audiencia a algún otro lugar. The Gun Club seguía a su propia musa, sea lo que sea que eso signifique”.

Kid Congo Powers tuvo dos revelaciones que lo ayudaron a formar su propio grupo. Una fue soñar con Pierce, para entonces muerto; la otra, fue menos onírica. Relató: “vi a The Cramps tocar en uno de sus últimos shows. No los había visto en 15 años. Se me cayó la mandíbula, fue increíble, sonaban al cielo, al espacio exterior, a todo. Aunque tocaban los mismos tres acordes de siempre, eran ellos siendo ellos mismos. Fue mágico y más fuerte que nunca. Pensé: ‘yo fui parte de esto y sé cómo hacerlo’. Luché mucho cuando empecé el proyecto como solista, porque quería ser yo mismo, sonar diferente a todo lo que había hecho, pero ver ese concierto me hizo pensar que podía lograrlo. Desde ese entonces he sido yo mismo y funcionó. Agradezco a The Cramps por esa lección”.