El Faro de Oriente es el lugar donde decenas de jóvenes y adultos creativos trabajan a marchas forzadas para crear carros alegóricos, catrinas y perros prehispánicos gigantes que serán utilizados en el desfile del Día de Muertos en la Ciudad de México, el 4 de noviembre.

Se trata de figuras hechas de alambre, papel maché y engrudo elaboradas por personas que, con dedicación y esfuerzo, pasan hasta 12 horas trabajando entre botes de pintura, maderas y papeles de colores, con el único objetivo de mostrar la cultura ancestral mexicana y maravillar a capitalinos y turistas.

En el sitio laboran tres agrupaciones diferentes, una de ellas es el colectivo Última Hora, que se encarga de crear y modificar cuatro carros alegóricos, que si bien se utilizaron en desfiles anteriores, ahora serán renovados, entre ellos una pareja de calaveras que este año aparecerán abrazadas con un fondo de papel picado color rosa.

Al respecto, Mona, una de sus integrantes, explicó que esa figura le recuerda a sus padres, quienes le pidieron, llegada su muerte, mezclar sus cenizas para continuar juntos por siempre.

En los otros carros, cuyo peso es de entre 200 y 300 kilogramos cada uno, destacan el pan de muerto, la flor de cempasúchil, la mariposa monarca y una pirámide con niños calavera que representan deidades como Tláloc, dios de la lluvia, cuyo fin, dijo Mona, es que los niños conozcan a los antepasados mexicas.

Otras megaobras

En una de las galerías del Faro también se encuentra Cristian Isaí, maestro de artes plásticas monumentales, quien coordina el proyecto Alimaña, dedicado a crear El Ahuítzotl, criatura mitológica en forma de perro que tiene una mano humana en el extremo de la cola, que utiliza para jalar a sus víctimas al agua y ahogarlas; la figura, de más de dos metros de altura, será parte del desfile. A la par, el colectivo labora en la escenografía –un par de calaveras– para la agrupación de rock mexicano Panteón Rococó.

En la parte trasera del Faro, bajo unas carpas, varios jóvenes promotores y talleristas de los Pilares trabajan, bajo la dirección de Ernesto López, en 12 calaveras monumentales de tres metros de altura cada una y cuatro perros xoloitzcuintles, que, al ser montados como marionetas, vamos a bailar con ellos por todo el Paseo de la Reforma, afirmó el maestro, quien dice ser cartonero de corazón.

“Estamos trabajando aquí alrededor de 150 personas en dos turnos, (…). Es muchísimo el trabajo, empezamos desde modelar, empapelar, desmoldar y armar, y ahorita ya estamos entrando en la etapa de pintura y decorado”, dijo López, quien espera iniciar ensayos una semana antes del desfile.