San Cristóbal de Las Casas, Chis., Los ocho policías estatales retenidos desde el 12 de octubre en la comunidad de Frontera Corozal, municipio de Ocosingo, por pobladores que demandan la presencia de la Guardia Nacional y del Ejército Mexicano para combatir a los grupos criminales que operan en esa región de la selva Lacandona, fueron liberados ayer por la madrugada.

Por acuerdo de la asamblea realizada la tarde del lunes, las autoridades de Frontera Corozal entregaron también a funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana estatal ocho armas largas, tres cortas y 12 cargadores, así como dos vehículos.

A la liberación de los efectivos acudieron el delegado de gobierno de la región Selva, Amílcar Selvas Delgado; el representante de la Fiscalía Anticorrupción, Julio Calvo Leal, y Marco Antonio Burguete Ramos, director estatal de la policía preventiva.

Según el pacto firmado en la madrugada, los funcionarios estatales verificaron que los ocho policías se encuentran en buen estado de salud.

Asimismo, tres de los ocho uniformados fueron llevados al Ministerio Público por su presunta participación en hechos delictivos para que se determine su situación jurídica.

A las 11 de la noche del lunes, los agentes fueron trasladados a la vecina comunidad de Nueva Palestina para entregarlos a la comisión gubernamental.

Ellos mismos pidieron ser resguardados

Los representantes de Frontera Corozal, donde se vive un clima de inseguridad por la presencia de cárteles de la droga, aseguraron que los agentes estaban resguardados, no retenidos.

Afirmaron que ellos les pidieron ser resguardados en la comunidad por temor a ser molestados, pero este hecho se malinterpretó y se les acusaba de tenerlos retenidos, lo que en estos momentos se aclara y se enseña evidencia de que ellos pidieron su protección.

Las autoridades estatales se comprometieron a retirar las denuncias que existieran por estos hechos y se acordó que se mantendrán los recorridos de las fuerzas de seguridad estatal y federal en la zona para salvaguardar la vida de los pobladores.