Brock Purdy no se pudo reponer del primer revés que sufrió la semana pasada en la NFL. La presión recaía en el mariscal de campo, y falló al tratar de quitársela. Incluso ayer fue culpable en el descalabro que sufrió San Francisco ante los Vikingos de Minnesota, que se impusieron 22-17 en el U.S. Bank Stadium.

Purdy había ganado sus primeros diez partidos de la campaña regular antes de atravesar por complicaciones la semana pasada.

Por primera vez en su corta carrera debía resarcirse de una floja presentación, aunque no fue así porque concedió dos intercepciones en momentos clave del partido, ambas en el último cuarto.

En el juego, Purdy tardó en carburar. No había encontrado los medios para hacerse sentir en el emparrillado. Sin embargo, encontró su ritmo al término de la primera mitad.

No lanzó a las diagonales, pero colocó a su equipo en la yarda tres de terreno enemigo. Ahí, Christian McCaffrey, con su potencia en piernas, arrastró el ovoide hasta las diagonales, para llegar a 16 partidos consecutivos de temporada regular con anotación, la segunda cifra más alta en la historia de la NFL.

Los Vikingos, con la emoción de su público, empujaron en la siguiente serie ofensiva. No le dieron oportunidad a los 49ers en una jugada larga en la que Kirk Cousins con un trazó dividido entre el receptor y el safety, encontró destino con Jordan Addison, que con astucia le quitó el balón al defensivo en su lucha por quedarse con el. La contienda, al final, la ganó Addison, que con el engramado libre, corrió hasta las diagonales.

Al regreso del descanso, los Vikingos colocaron el ovoide en la yarda uno de su rival y se tuvieron que conformar con un gol de campo de Greg Joseph, quien al término del encuentro concretó nueve puntos.

McCaffrey, acostumbrado al protagonismo, encontró el camino para acercar a los gambusinos.

Purdy encontró a McCaffrey con una trayectoria lateral para después romper una tacleada y así emprender su huida.