El espectáculo de la Fórmula Uno empieza desde antes de pisar el acelerador en las pistas. Movilizar todo el equipamiento, autos y toneladas de infraestructura en sí mismo es un show. No hay competencia deportiva que se acerque al despliegue de este circo que le da la vuelta al mundo cada temporada. Ayer por la mañana llegaron al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles siete aviones Boeing 747 con los monoplazas y todo lo necesario para montar el Gran Premio de México el próximo fin de semana en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

Llegaron humeantes, no por el desgaste en la pista de Austin, Texas, durante el Gran Premio de Estados Unidos apenas el domingo. La temperatura a punto de ebullición es por el entorno en el que se competirá esta semana tras la sorpresiva descalificación de Lewis Hamilton, de Mercedes, quien había terminado segundo, y de Charles Leclerc, por incumplimientos técnicos en esa carrera.

La decisión favoreció al mexicano Sergio Pérez, quien ascendió a la cuarta posición, y así puso más tierra de por medio respecto a su perseguidor inmediato, Hamilton, a quien le lleva una ventaja de 39 puntos en la clasificación de pilotos.

Checo Pérez llega con el ambiente caldeado en su propio equipo, Red Bull, y tensiones con el líder del campeonato y compañero Max Verstappen. En esas condiciones buscará no sólo repetir podio en el Autódromo Hermanos Rodríguez como hizo en 2021 y 2022, ambas en tercer lugar, sino superar sus actuaciones en casa.

El circo de la movilización de todo lo que implica el Gran Premio de México inició así con la llegada de los aviones que en promedio cada uno transportó 38 pallets con equipo de la Federación Internacional del Automóvil, Fórmula Uno y las escuderías. También lo necesario para la transmisión por televisión, en total más de 50 toneladas de material para poner en marcha cada carrera.

Mover todo ese material desde el aeropuerto Felipe Ángeles al Autódromo Hermanos Rodríguez requirió de 130 personas para instalar talleres y demás espacios que se utilizan en la carrera.

Este fin de semana los organizadores de la carrera esperan romper su récord de 2022, cuando el trazado mexicano recibió a casi 396 mil personas.