uando un país protege monopolios o duopolios las empresas se vuelven ineficientes y costosas. Esto es lo que sucedió en México con las cadenas nacionales de televisión.
Ahora que hay competencia a través de otras cadenas y plataformas, Televisión Azteca, de Ricardo Salinas Pliego, y Televisa, de Emilio Azcárraga Jean, se encuentran en una profunda crisis.
La operación y las finanzas de estas firmas se encuentran en malas condiciones, con grandes deudas, altos costos y producciones de mala calidad que no responden a un público cada vez más exigente. Además, sus ingresos tienden a bajar porque los anunciantes reparten la publicidad en nuevas plataformas ligadas a Internet.
Actualmente Televisión Azteca tiene un pleito con tres acreedores globales que presionan para que la empresa les pague o se acoja al capítulo 11 del Código de Bancarrotas en Estados Unidos. Como es común en este grupo, en lugar de cumplir sus compromisos, recurre a abogados y jueces para retrasar los pagos. Esta firma no ha entregado resultados en la bolsa, como marcan las regulaciones, porque su situación es insostenible. La falta de transparencia afecta a consumidores, clientes y accionistas minoritarios que han perdido mucho dinero y que ni siquiera pueden liquidar sus acciones para recuperar parte de su capital.
Televisa también se encuentra en una crisis financiera y de imagen. Sus acciones se han desplomado más de 50 por ciento a lo largo del año y el negocio que la mantiene a flote es el de telecomunicaciones, a través de su compañía de cable que representa 65 por ciento de sus ingresos.
Sky, el negocio de televisión de paga, de la firma de Azcárraga, constantemente pierde clientes debido a que los consumidores prefieren otras plataformas más baratas y con contenidos de mayor calidad. La participación mayoritaria de Televisa en Univisión, tampoco se ha traducido en mejores resultados financieros y, en general, los analistas esperan un deterioro de sus finanzas en el corto y mediano plazos.
En un mundo conectado a través de Internet, la televisión tradicional se ve como un medio del pasado, sobre todo entre los jóvenes. En estas condiciones, si Televisa y Televisión Azteca no se reconvierten, pronto quedarán en la obsolescencia total con grandes pérdidas para sus accionistas.