Opinión
Domingo 22 de octubre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Dixio
 
Opulencia e inequidad
Ángeles González Gamio
E

s ilustrativo, para entender la inequidad que nos asola ancestralmente, conocer la historia de las familias opulentas del virreinato, muchas de ellas con títulos nobiliarios otorgados por el rey de España y algunas, en su momento, consideradas como las más ricas del mundo… y hasta la fecha.

Una de ellas era la de José Miguel de Berrio y Zaldívar, marqués del Jaral, y su esposa Ana María de la Campa y Cos, condesa de San Mateo de Valparaíso.

La acaudalada pareja llegó a tener 33 haciendas y 22 capillas en el norte de México, la más importante era la de San Mateo de Valparaíso, al sureste de Zacatecas, favorita del conde y en la que construyó una gran mansión.

De esta propiedad, en donde vivía parte del tiempo, vino el nombre del título nobiliario. Aquí inició la cría de los toros de lidia de San Mateo Valparaíso, que hasta la fecha son famosos.

Como es de suponerse, su casa en la Ciudad de México era un enorme y suntuoso palacio que les construyó el afamado arquitecto don Francisco Guerrero y Torres entre 1769 y 1772, con la participación de los mejores canteros, orfebres, azulejeros y artesanos especialistas en labrar exquisitamente la piedra y la madera.

Ocupa una de las esquinas de Isabel la Católica y Venustiano Carranza y todavía existe, casi intacta, y la podemos visitar gracias a que su propietario, el antiguo Banco Nacional de México, hoy Citibanamex, la convirtió en un espacio gratuito de cultura con el nombre Foro Valparaíso.

Aquí se puede apreciar la extraordinaria colección de arte del banco, que consiste en 117 obras que van del siglo XVIII al XX de muchos de los mejores artistas de las tres centurias. Las primeras de las 22 salas nos permiten conocer la historia de las familias que mandaron a construir el palacio y lo vivieron, a través de retratos de sus integrantes, varios obra de Miguel Cabrera, el extraordinario pintor virreinal.

Es la colección privada institucional más importante que existe de artistas nacionales y extranjeros sobre temas mexicanos. Hay obras de artistas como Pelegrín Clavé, José María Velasco, el Dr. Atl, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Julio Ruelas, José Clemente Orozco, Manuel González Serrano y Cleofas Almanza.

En alguna ocasión comentamos la gran cantidad de obras de mujeres que tienen, entre ellas la que se considera la primera pintora mexicana, María Guadalupe Moncada, descendiente de los condes y que vivió en la mansión. Hay obras de Leonora Carrington, Remedios Varo, Eulalia Lucio, Frida Kahlo y María Izquierdo.

Foro Valparaíso también se preocupa por el momento presente y cuenta con un laboratorio en el que sus visitantes pueden descubrir sus fortalezas como emprendedores y desarrollar sus habilidades a través de retos interactivos. Afirman que con eso buscan fortalecer sus vínculos e interacción con las diferentes comunidades, particularmente los jóvenes, para que se reconozcan como emprendedores e innovadores de su entorno y así contribuyan con el desarrollo del país.

Todo esto sucede en un espectacular entorno barroco en el que sobresale la única escalera helicoidal de doble hélice de América, que se encuentra entre el primero y el segundo patio. Fue una genialidad del arquitecto, ya que en realidad se trata de dos escaleras, la de honor y la de servicio, construidas en una sola estructura arquitectónica y que desembocan en distintos pisos.

Otra hazaña es el arco de 17 metros de longitud que le da sostén aparente al palacio, que ostenta el nombre del arquitecto y la fecha de construcción.

Unos años más tarde la misma familia lo contrató para que construyera otra joya barroca que es el que conocemos como Palacio de Iturbide, en la calle Madero. Fue el regalo de boda para la hija que se casaba con un noble italiano.

A la vuelta de la manzana, en Palma 40, sobrevive en su sótano de siempre, El Cabrito Astur. Es un viaje a la nostalgia, con la misma decoración, los vitrales de una artista neoyorquina y su gran barra. Todo un poco deteriorado, menos su cabrito que sigue siendo muy sabroso.

Los amables meseros lo reciben con sus tradicionales caldito de camarón y tacos de cabrito, cortesía de la casa. La sopa de ajo o la chistorra a la sidra son buen inicio antes del cabrito que se sirve con guacamole y tortillas de harina. Tras el postre, que puede ser la tarta Santiago, le traen de obsequio un beso de ángel (Kahlúa con un copete de crema).