Sábado 21 de octubre de 2023, p. 28
Buenos Aires., Con el comienzo de la veda electoral, el país fue ha llamado al silencio proselitista en vísperas de las elecciones presidenciales de mañana, las más importantes, complejas y decisivas ya que el momento político local e internacional es considerado amenazante con la presencia de nuevos actores impensados en Argentina, y el surgimiento de un burdo neonazismo, que no por burdo es menos peligroso, mientras se libra “una guerra sucia” despiadada y bajo una injerencia externa, que ni siquiera intentan disimular los dos candidatos de la derecha .
Durante las pasadas elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) celebradas el 13 de agosto, quedaron fuera del camino a la presidencia 19 fórmulas presidenciales que no superaron el 1.5 por ciento que exige la ley electoral en el caso de los comicios presidenciales, y en estos momentos suman cinco fórmulas, aunque sólo tres tienen posibilidades de ganar: Sergio Massa y Agustín Rossi, de Unión por la Patria (UP), que representa al gobernante peronismo unido en sus diversos frentes; Patrcia Bullrich y Luis Petri, de la derechista coalición Juntos por el Cambio, y Javier Milei con Victoria Villaruel, del ultraderechista La Libertad Avanza (LLA).
Los otros candidatos, de Frente de Izquierda, Miriam Bregman y Nicolás del Caño, y Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti y Florencio Randazzo, no tienen ninguna posibilidad, pero han llegado hasta esta final..
Si no hay un triunfador este domingo, los dos primeros en los votos irán a segunda vuelta en noviembre próximo. Las sorpresas que se esperan surgen de una verdadera revolución interna de algunos de los partidos o coaliciones, como es el caso de Juntos por el Cambio, en el que la Unión Cívica Radical (UCR) está dividida, porque la mayoría no quiere a Bullrich.
Además, el PRO, Propuesta Republicana, que encabeza el ex presidente Mauricio Macri, no ha respetado a la UCR, ya que sin este partido centenario, no tendría ninguna presencia nacional.
De los cinco candidatos, sólo uno presentó sus propuestas, incluso luchando contra el tiempo y es el candidato oficialista Massa, hasta hoy ministro de Economía, quien debió resolver la difícil situación de la deuda adquirida por Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 44 mil millones de dólares, a sabiendas de que no la iba a pagar porque ya estaba finalizando su mandato y el país estaba en default. Además, ese dinero se había fugado al exterior cuando llegó a la presidencia Alberto Fernández, en diciembre de 2019.
La lucha fue muy dura, porque buena parte del peronismo pedía que se declarara ilegal esa deuda que debía comenzar a pagarse en 2020 sin posibilidad alguna de hacerlo bajo el nuevo gobierno. Además de esto, y de los errores que pudo haber cometido el gobierno actual, la pandemia, seguida de una violenta sequía, impidió al oficialismo responder y aplicar todo lo que había anunciado.
Con el chantaje del FMI, por un lado, y el pedido justo de buena parte del peronismo de no reconocer una deuda, sobre la cual el propio organismo financiero admitió que violó sus propias reglas para intentar que Macri ganara las elecciones, la situación fue muy complicada.
Esto dificultó incluso la unidad necesaria del peronismo que finalmente se logró. Es imposible olvidar la guerra jurídica, económica de los organismos financieros, como también sucedió con el intento de asesinato de la vicepresidenta y ex presidenta en dos periodos Cristina Fernández de Kirchner, el 1º de septiembre del año pasado, atentado que conmovió al mundo y que aún no se investiga de manera debida.
La mano de Estados Unidos
La injerencia de la embajada de Estados Unidos ha colaborado activamente para el esquema del lawfare se haya creado el llamado Partido Judicial, y en especial para que la Corte Suprema de Justicia, como parte de esa nueva trama, se haya convertido en una especia de dictadura judicial.
Esto ha impedido hacer justicia, no sólo en el caso de la vicepresidenta, sino en lo actuado en todo el país, con la ayuda de los Fondos Buitres, que es la otra sombra enorme sobre Argentina.
El ministro de Economía Massa reconstruyó una parte de la pérdida de los derechos de los trabajadores y de la población en general en los últimos días.
Pero, a su vez, debió manejar las negociaciones con el FMI con una soga al cuello. La aparición del fenómeno Milei es parte de la coptación de los medios masivos de comunicación que lo crearon, diseñaron, y dejaron instalarse en un discurso temible, injurioso que no dejó ni siquiera por fuera a la figura del papa Francisco y al Vaticano.
También temible es el negacionismo instalado aquí y la presencia de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, defensora abierta y sin máscaras de los responsables de crímenes de lesa humanidad de la pasada dictadura militar (1976-1983), que dejó 30 mil desaparecidos, asesinados y miles de perseguidos e impuso el robo sistemático de los niños gestados por sus madres secuestradas y que luego del parto en las siniestras mazmorras de los centros clandestinos de detención, las desaparecían.
Los niños recién nacidos o pequeños secuestrados con sus familiares fueron un botín de guerra siniestro.
Un domingo electoral bajo la mirada del mundo
Es por esta y otras razones que el país y el mundo están pendientes de este proceso electoral que se produce bajo amenazas de todo tipo.
Del dolor y el miedo se pasa a la esperanza, que ha renacido en el peronismo y eso se mide en la densidad del aire que se respira. Estados Unidos e Israel fueron mencionados por Milei como sus fuentes de financiamiento. También están detrás de Juntos por el Cambio, aunque ya esta coalición se está partiendo y son muchos los radicales que no admiten continuar siendo el furgón de cola del PRO, cada vez más desenmascarado.