Sábado 21 de octubre de 2023, p. 26
Guatemala. Ante una multitudinaria concentración en el capitalino Centro Cívico, el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, recordó ayer la revolución del 20 de octubre de 1944, que comenzó la primavera democrática
liderada por su padre, el ex mandatario Juan José Arévalo (1945-1951), la cual dio pie a las primeras elecciones democráticas en el país, y brindó continuidad a su sucesor, Jacobo Árbenz Guzmán, hasta ser derrocado en 1954.
En ese histórico episodio, militares, trabajadores y estudiantes se levantaron en armas desde la noche del 19 hasta el mediodía del 20, hecho que condujo a la caída del gobierno de Federico Ponce Vaides. Ahí comenzaron los 10 años de modernización conocidos como la primavera democrática
.
Hoy nos encontramos en un momento de consenso y unidad en contra de la tiranía de corruptos que, sin vergüenza, se enriquecen a costillas del sufrimiento y la pobreza del pueblo, así como la falta de desarrollo del país
, apuntó acompañado de Jacobo Árbenz Vilanova, hijo de Árbenz Guzmán, uno de los principales actores de esa revolución, y agregó que, como hace 79 años, los políticos secuestraron el poder en busca de su beneficio, pero que una nueva primavera democrática llegará.
Nos encontramos nuevamente parados frente a la historia con la oportunidad en las manos de frenar el proceso de destrucción de nuestra democracia
, añadió el presidente electo, cuando su partido, el Movimiento Semilla, y las autoridades electorales han sido blanco de una cruzada judicial, encabezada por la fiscal general, Consuelo Porras, con la intención de impedir su investidura el próximo 14 de enero al tratar de anular los comicios generales luego de su amplio triunfo en la segunda vuelta electoral del pasado 20 de agosto.
Ante esta encrucijada judicial, el líder progresista prometió una nueva primavera
.
Durante la conmemoración, miles de indígenas, estudiantes, trabajadores, sindicalizados y ciudadanos en general, se dieron cita en diferentes movilizaciones realizadas en el país que mostraban su rechazo a las autoridades judiciales actuales.
Los guatemaltecos acompañaron a las autoridades ancestrales, quienes desde hace 19 días llevan a cabo una serie de manifestaciones y bloqueos que buscan la destitución de Porras, el fiscal especial Rafael Curruchiche y el juez Fredy Orellana, a quienes señalan de socavar la democracia por sus actuaciones contra las autoridades electorales y contra Semilla.
Arévalo, sociólogo de 65 años, los acusa de liderar un golpe de Estado en curso
por el temor de las élites del poder a su promesa de lucha contra la corrupción. Los tres funcionarios fueron incluidos por Estados Unidos en una lista de corruptos
y antidemocráticos
, y criticados por la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y otras instancias.
Arévalo, durante su ponencia, afirmó que la fiscalía es la herramienta de los corruptos que se niegan a aceptar el veredicto del pueblo de Guatemala, que ya se dio en las urnas
. Asimismo, fustigó al presidente saliente, el derechista Alejandro Giammattei, al afirmar que no tiene la más mínima intención de buscar algún arreglo
que facilite su llegada al poder.
Varias marchas conmemorativas concluyeron ante el Palacio Nacional con un festival artístico.