La discriminación y los tratos de exclusión hacia personas migrantes, principalmente de Centroamérica, se han normalizado ante la falta de empatía de vecinos, que se quejan de su presencia en las calles, reconoció la presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) capitalino, Geraldina González de la Vega.

Aun así, aseguró que hasta el momento no se han recibido quejas por parte de quienes viven en el área de la plaza Bruno Giordano, Vallejo o inmediaciones de la Central de Autobuses del Norte, donde se ha concentrado gran parte de los visitantes.

Durante la conmemoración del Día de la Cultura por la No Discriminación en la macroplaza de Iztapalapa, consideró que los residentes de zonas a las que llegan los extranjeros tendrían que entender que están habitando en muchas calles en condiciones muy indignas para ellos y sus familias buscando un mejor futuro.

Agregó que también se han presentado querellas de personas con alguna discapacidad, pues están “levantando la voz sobre temas de accesibilidad al transitar o acceder a un transporte público, discriminación para tener un empleo digno o acceso a la educación.

Por otra parte, la directora del Instituto para las Personas con Discapacidad, Ruth Francisca López Gutiérrez, señaló que estigmas y prejuicios impiden a personas de dichos grupos el pleno ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos e incluso no existen protocolos en el sector salud sobre el tema.

Tras inaugurar el congreso internacional de sexualidad en discapacidad, realidades y desafíos, dijo que el tema es poco visibilizado y afecta principalmente a quienes padecen una discapacidad intelectual, con las que es más marcada la barrera estructural del ejercicio de estos derechos porque piensan que son niños eternos y no deberían ejercer su sexualidad.

Estas barreras no sólo están en el ámbito familiar, sino también en el enfoque médico, donde se requiere de una mayor apertura más allá de considerarlas como personas que sólo requieren atención médica.