on todo y su campaña negra de propaganda, la cúpula del Poder Judicial no pudo evitar que la Cámara de Diputados aprobara la extinción de 13 fideicomisos destinados a mantener el suntuoso estilo de vida de quienes ahora se conocen como personas servidoras públicas superiores, es decir, una minoría rapaz totalmente apartada de la base trabajadora que los mandamás lanzaron a las calles pero no en defensa de sus derechos laborales (que permanecen intactos), sino los privilegios de algo así como 3 por ciento del personal de esa institución (ministros, magistrados y jueces), es decir, aquel que goza de la buena vida financiada por esos fideicomisos. Sólo falta la afirmativa del Senado.

En la mañanera de ayer, el presidente López Obrador dijo que es lamentable que se den estas protestas (la de los trabajadores desplegados en las calles), porque es injusto, es defender privilegios, es pecado social. ¡Cómo se va a defender a quienes viven colmados de atenciones, de privilegios! El presupuesto es dinero de todo el pueblo, no es dinero del gobierno. Y si hablamos de justicia, tienen más derecho los más necesitados. La justicia es darle más al que tiene menos, no puede haber trato igual entre desiguales. ¿Por qué tiene que haber un grupo que reciba muchísimo más que el resto de la población? ¿Por qué hay privilegios? ¡Cómo es que la mayoría de los trabajadores de México, 22 millones) inscritos en el IMSS) ganan en promedio 16 mil pesos mensuales y un ministro de la Corte llega a reunir al mes 700 mil pesos (casi 44 veces de diferencia). ¿Eso es lo que están defendiendo? Es una vergüenza.

El servicio público, dijo el mandatario, “el servicio público no es para hacerse ricos o para vivir con privilegios; es para servir a los demás. Si quieren ganar ese dinero, ahí están los despachos de abogados para defender a los potentados, pero no vivir del presupuesto; además, sirviéndoles a los potentados en contra del pueblo. ¡Es el colmo que se les tenga que pagar para perjudicar al pueblo y defender a una minoría rapaz y se sienten los ofendidos! Además, son capaces de mentir, de decir: ‘es que se afecta a los trabajadores’. No, a ningún trabajador del Poder Judicial se le afecta, a ninguno. En cambio, con eso 15 mil millones (el monto de los guardaditos en los 13 fideicomisos), ¿saben a cuántos niños pobres se les pueden otorgar becas todo un año? A más de 2 millones de niños pobres de primaria”.

Puso un ejemplo: 2 mil 526 millones de pesos para el seguro de separación individualizado (sólo la cúpula del Poder Judicial). ¿Cómo es esto? Los de arriba, que ganan 300 mil pesos mensuales (o más), pueden ahorrar 30 mil pesos mensuales y de este fondo le aportan otros 30 mil, es decir, 60 mil al mes. Cuando se va a otro cargo o renuncia, aparte de la jubilación, se lleva todo ese ahorro. ¿Sí se entiende? Se pueden llevar 3, 4, 5, 10 millones, esto es el seguro de separación. Entonces, el pueblo le tiene que entregar cada año, aparte de sus jubilaciones, 2 mil 526 millones de pesos, esto es año con año, en general, para los altos funcionarios públicos. Entonces, ¿no les parece un exceso? Es ofensivo.

Algo más: sólo en una semana (del 9 al 16 de octubre) se publicaron 2 mil 198 notas en medios de comunicación sobre la cancelación de 13 fideicomisos, la mayoría en defensa del Poder Judicial. La mayoría hizo eco de versiones de que se trata de una venganza, lo cual es falso. No mencionaron los privilegios de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ni de los tribunales, salas y jueces.

También: los salarios de los ministros de la Suprema Corte resultan cuatro veces mayores a los de sus pares reciben en España, cinco tantos en comparación con Brasil, y más elevados que en Estados Unidos y Canadá. Fue en el gobierno de Felipe Calderón cuando comenzó la creación de estos fideicomisos.

Las rebanadas del pastel

La mano alzada de la embajadora estadunidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, para vetar en el Consejo de Seguridad una resolución que instaba a revocar la orden impuesta por el gobierno de Israel de evacuar el norte de Gaza (también para permitir el suministro de ayuda a civiles por parte de las agencias de socorro de Naciones Unidas y sus socios, así como del Comité Internacional de la Cruz Roja y otras organizaciones, y alentaba el establecimiento de corredores humanitarios), sólo confirmó, por si a estas alturas alguien tuviera dudas, que su país es el principal peligro para la paz mundial.

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