Sábado 14 de octubre de 2023, p. 3
No hay camino hacia la paz, la paz es el camino
es la histórica frase pronunciada por Mahatma Gandhi en referencia a los conflictos bélicos de la humanidad y es la que resuena en la lúdica propuesta escénica infantil Jaguar de luna. La obra relata el largo y peligroso viaje que emprende Annerü para salvar la vida a su hermano mayor, Ek Balam, quien, movido por el odio y la venganza, participó en una guerra; de regreso a su aldea su corazón ya no es el mismo, su corazón se ha perdido
.
Escrita por Verónica Maldonado Carrasco, con dirección de Francisco Ibarra, Jaguar de luna se propone hablar de manera resiliente sobre cómo nos recuperamos de las experiencias y vicisitudes que nos duelen y que nos lastiman, así como de las acciones que permiten restablecer el tejido social
, explicó el director.
La estética del montaje, vestuario, escenografía y multimedia, hacen referencia a las tradiciones de las comunidades originarias de México; por ejemplo, la escenografía es una metáfora de los telares de cintura, sobre la que se proyectan coloridas luces que crearán distintas ambientaciones, como la de una aldea, una cascada, una montaña, un río y la selva.
El proyecto escénico se complementa con un video, resultado del trabajo fotográfico realizado por los chicos de la asociación civil mexicana Pacos, cuyo objetivo es fortalecer a personas con discapacidad intelectual, así como niños y adolescentes en situación vulnerable y sin núcleo familiar, en superación sicosocial, con el fin de que tengan un desarrollo integral social, a partir de distintas expresiones artísticas y recreativas.
En el recibidor del teatro Julio Castillo se puede apreciar el video Ojeadas tras el jaguar, resultado del taller Fotógrafo Viajero, impartido por Patricia Priego. El audiovisual se integra por imágenes captadas por los talleristas durante los ensayos de Jaguar de luna.
La puesta en escena habla en un principio de la crueldad de la guerra, del odio y la venganza, para luego dimensionar el camino hacia la paz, sustentado en el amor y el perdón con sabiduría.
Luego del regreso de la guerra, en territorio de una aldea enemiga, el joven adolescente Ek Balam, quien se rehusó a matar niños, se encuentra triste y angustiado, dejó de comer y ha perdido su corazón
. Para recuperarlo, su hermano menor, Annerü, todavía un niño, emprende un viaje lleno de aventuras, misterios, desafíos y dilemas, durante el cual debe ser precavido, respetuoso y valiente.
Annerü debe conseguir el caparazón de un armadillo, el veneno de una serpiente, el asta de un venado y una pata del jaguar de luna, para hacer una poción que salvará la vida a su hermano.
Con paz, los cuchillos caen
En esa aventura, salpicada de momentos divertidos, el chico se encontrará también con un trío de monos, un alacrán, un cocodrilo y murciélagos. Dicha travesía lo llevará al encuentro de su ser, para descubrir que con la paz en las manos los cuchillos caen, el fuego se apaga y los corazones regresan
.
En esta historia, el autoconocimiento es un recurso clave para que los personajes estén a salvo de lo que los pone en peligro y poder recuperarse de lo que duele, con el propósito de restaurar la armonía con los demás
, explicó Francisco Ibarra.
Con actuaciones de Carmen Mastache, Ginés Cruz, Alexis Muñoz y Daniela Díaz, diseño de escenografía y elementos gráficos para mapping de Teresa Alvarado, iluminación y mapping de Édgar Mora, escenofonía de Héctor Martínez, vestuario de Saira Lagunas y coreografías de Fernando Hurtado y Francisco Ibarra, Jaguar de luna es puesta en escena por la compañía Aldea Teatro, con producción de la Coordinación Nacional de Teatro.
Jaguar de luna se estrena hoy a las 12:30 horas en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Metro), con funciones los sábados y domingos a las 12:30 horas. Concluye temporada el 19 de noviembre.