Opinión
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2 de octubre de 2024
Jorge Carrillo Olea
U

n año luz va de hoy hasta el próximo 2 de octubre. Así nos parecerá estar 12 meses velando las armas. Será así por su aparente largura. Año de elecciones con sus conflictos, año eterno para los desesperados.

¡2 de octubre no se olvida! Aquel día el pueblo resurgió como actor político/social bajo la figura del activismo reclamante. Días antes, con una marcha silente, el pueblo recordó que tenía voz.

Días inolvidables, ya que por primera vez una mujer presidirá el país. El 2 de octubre ella habría pasado sólo 24 horas en el puesto. Fecha doblemente histórica.

La presidenta tendrá el reto de imaginar un buen día y meterlo en casa. Día histórico que tiene singulares interpretaciones: importa conocer la percepción de la primera presidenta sobre la nación y su futuro. Es una perspectiva distinta a la masculina, de la que nos debe ­participar.

Para dar la cara a los actos conmemorativos de ese día, si Claudia fuera la presidenta, ocurriría a sus días de lideresa unamita y así tendría la sensibilidad para su manejo respetuoso, participativo y consecuentemente atinado.

Si fuera Xóchitl, estaría sudando gotas gordas, preparando a sus huestes para lo desconocido. Consultaría con su tablet qué debería hacer. ¡Nunca había tenido que encarar algo así!

Por parte de la vieja guardia izquierdista, los duros, Pablo Gómez, entienden al 2 de octubre como fecha suya y tienen razón. A los líderes juveniles de cualquier partido la efeméride poco les importa. Su único interés es ganar poder en lo que eso significa dinero. No entienden al poder como vehículo para servir. Ganar, ganar siempre en beneficio propio.

Ganar dónde sea, cómo sea, quieren más y más pronto. Son trepadores, su lamentable modelo es Samuel García, el ambicioso gobernador que ya se aburrió de serlo.

Para las nuevas autoridades es la oportunidad de demostrar templanza y largueza ante las demandas, reconociendo que es natural que el estruendo social ocasionalmente se desborde. No son peregrinaciones.

Y para la patria, ese ser incorpóreo, pero existente, sería observar cómo el nuevo gobierno entiende lo que es el 68, existiendo como referente comparativo la ceguera oficial que en el pasado no permitió abrir la política en general y menos gobernar como un arte.

La patria estaría atenta a ver la profundidad con que el nuevo gobierno entiende la efeméride. ¡Un nuevo gobierno nacional! ¿Nuevo en calidad o sólo por estarse iniciando? ¡Vaya reto entender la diferencia!

Todo ello bajo nuevas circunstancias: El caso histórico de que nos gobierne una mujer y la duda sobre si viviremos una segunda etapa de la 4T, habrá una 5T u otra hoy imperceptible.

No es desconocer pasados esfuerzos. No, existiría el catálogo eterno de nuestras insuficiencias, adicionado por otras que irrumpan severas, apremiantes. Simplemente, así es la vida de los pueblos, cambia cada día.

Pasadas las elecciones de junio y el largo plazo junio-octubre, habría que reflexionar sobre lo dicho, que ahora debe ser hecho: 1) la definición de política general de la administración entrante; 2) atención al problema de violencia; 3) definiciones ante temas prioritarios: justicia, salud, educación, trabajo, ejércitos, relaciones internacionales; 4) el aporte a la gobernabilidad que deban hacer los poderes Legislativo, Judicial y estatales.

Uno de los temas más demandantes de atención estará referido a la oposición política. Después del Frente Amplio, ¿cómo quedará conformada?, ¿habría una increíble suma ideológica, nuevos líderes, con qué programas?

De ella sería de esperarse una gran combatividad, consecuente con la fórmula nuevo gobierno-nueva oposición-nueva relación, pero es más predecible su fracturación.

La política madura concibe a la oposición, antes que como entidad antagónica al poder, como un término de la ecuación de la democracia. Otra situación sería injustificable.

Ese 2 de octubre será histórico. Serán momentos de reiterar la bienvenida a la primera mujer presidenta, lo que no se significará sólo por aspectos externos de género, si no por la forma distinta de entender la vida.

La serenidad será un requisito para equilibrar las nuevas realidades con un poder masculino históricamente sobrevaluado, supremacista. Éste no es el mundo de la mujer, como no debió ser del hombre. Aseveración casi literaria, terriblemente difícil de concretar.

Y en esta búsqueda de caminos, nuestros líderes enérgicos, magnéticos, sabios, ¿dónde están? ¿En manos de quién quedaron los vasos del templo?

Lástima ver que las generaciones políticas de jóvenes a quienes naturalmente se abrieron las puertas, sencillamente no aparecieron.

Muchos actores de esas generaciones sencillamente no cuajaron. Hay terceros actuantes, de presencia amorfa, apenas mediana. Hay viejos insaciables que se justifican presumiendo sabiduría. Están presentes, qué bien, ciertos patriarcas doctos y respetados.

El año octubre-octubre será inquietante, dejará secuelas que debieran ser predecibles. Este año natural está cargado de destino. Tiempo y presidencia inéditos. Será un año de partos nacionales. Un año inolvidable.