Bruselas. El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, realizó ayer su primera visita a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde que comenzó de la ofensiva rusa contra su país, y recibió promesas de que la situación en Israel no afectará el suministro de armas por parte de la alianza.

En la sede de la OTAN, el secretario estadunidense de Defensa, Lloyd Austin, aseguró que Wa-shington será capaz de proyectar poder y destinar recursos para enfrentar crisis en diversos escenarios. Estaremos firmes junto a Israel mientras seguimos apoyando a Ucrania, agregó.

La visita de Zelensky a la OTAN ocurre cuando aumentan los temores de que el ataque de Hamas a Israel distraiga la atención de Estados Unidos, el principal respaldo militar y financiero de Ucrania.

En entrevista para la cadena France 2, Zelensky expresó el martes su temor de que con el conflicto en Medio Oriente, la atención internacional se desvíe de Ucrania.

Zelensky fue recibido por el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, y después asistió a una reunión de los ministros de Defensa del bloque.

Para nosotros es muy importante cómo sobrevivir el próximo invierno. Nos estamos preparando, necesitamos algo de apoyo de los líderes, por eso estoy aquí, declaró el mandatario ucranio.

Agradeció a los ministros de la OTAN el apoyo a su país, pero puntualizó que la defensa antiaérea es parte significativa de nuestra respuesta.

Austin buscó tranquilizar a Zelensky. Estamos aquí para entregar lo que haga falta, y por el tiempo que sea necesario, declaró el funcionario.

El alto mando estadunidense anunció que Washington aportará un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania por unos 200 millones de dólares. Este paquete incluye munición antiaérea, destacó.

Stoltenberg aseguró a Zelensky: estaremos a su lado para brindar apoyo a Ucrania, porque eso es realmente importante para toda la OTAN.

El apoyo de Estados Unidos a Ucrania e Israel sigue siendo prioridad absoluta de Washington, afirmó la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en Marrakech, al margen de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.