Opinión
Jueves 12 de octubre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El FMI y la 4T
Orlando Delgado Selley
C

asi todos los años personal técnico del FMI visita México para supervisar la situación económica general en base al artículo cuatro del convenio consultivo de propio fondo. Hace una semana entregaron la declaración final producto de esa visita, conocida antes por el gobierno mexicano, quien autorizó su publicación. Lo primero a destacar es que el FMI reconoce que en este 2023 nuestra economía está en un momento expansivo, sostenido por seis factores: la solidez del consumo privado; el fuerte aumento del sector de servicios, de la construcción y del sector automotriz; la baja tasa de desempleo; el incremento en el uso de la capacidad instalada; una deuda pública controlada, y una política monetaria centrada en detener la inflación. Esta expansión explica que el crecimiento de este año llegué a 3.2 por ciento.

Se trata de un reconocimiento expreso a la manera en la que este gobierno ha conducido la economía. Para el FMI el crecimiento logrado se debe a la política económica instrumentada por la 4T. Política económica que, a través de los programas sociales, ha logrado que los sectores sociales más desfavorecidos mantengan un nivel de consumo que les permite niveles de consumo básico. Además, se ha mantenido una política fiscal en la que las finanzas públicas han estado muy controladas, lo que explica que el gobierno no haya incurrido en endeudamiento neto adicional. Junto a esto, el conflicto entre Estados Unidos y China ha abierto una ventana de oportunidad que ha permitido que nos convirtamos en el primer socio comercial de los Estados Unidos.

Hacia adelante, el Fondo Monetario prevé que el crecimiento para México se reduzca a 2.1 por ciento debido a que se está debilitando el crecimiento en la economía estadunidense, a la persistencia de una política monetaria restrictiva y a que se enfrentan restricciones en la capacidad de producción. Este último argumento es discutible: respecto a la situación en la que estaba la economía mexicana en 2018, entre 2019 y 2022 apenas crecimos y con el crecimiento que se verá este 2023 el PIB superará el nivel de 2018 en cerca de 4 por ciento, de modo que argumentar que la capacidad de producción del país está en niveles de utilización casi plena no es aceptable. Por el contrario, hay evidencias claras de que hay capacidad productiva ociosa y que esta capacidad se está ampliando significativamente en ramas asociadas a la llegada de plantas armadoras de diversos sectores.

Esta previsión del FMI sobre la ralentización del crecimiento el año próximo, compartida por diversos analistas, explica que el gobierno haya planteado para 2024 un gasto claramente expansivo. El FMI reconoce que la relocalización de las cadenas de suministro globales representa una oportunidad para el país. Sin embargo, advierte que para aprovecharla habrá que abordar los problemas estructurales a los que se enfrenta México hace tiempo, junto con políticas macroeconómicas prudentes. Cuando menciona problemas estructurales remite a aumentar y orientar mejor la inversión pública, mejorar la gobernanza, incrementar el acceso a fuentes nacionales de financiamiento, aumentar la participación de las mujeres en los mercados de trabajo y orientar el consumo hacia fuentes de energía limpias. Estos problemas estructurales son claramente solucionables, siempre y cuando el próximo gobierno los incluya en la agenda política.

Un asunto relevante es la política fiscal para 2024 que es claramente expansiva, lo que no necesariamente implica que sea procíclica. Los proyectos de inversión emblemáticos tienen que concluirse, lo que supone hacer los desembolsos necesarios. El FMI critica el gasto público propuesto para 2024, porque obligará a incrementar el déficit fiscal hasta 5.4 por ciento del PIB. Su planteo es que se complicará que el Banco de México logre que la inflación vuelva a 3 por ciento. Advierten que para el gobierno siguiente mantener una trayectoria fiscal consistente con la actual se dificultará dado el peso de los intereses de la deuda respecto al PIB, que pudieran llegar al 15 por ciento.

Para resolver esta dificultad, proponen incrementar la captación tributaria en 2.5 puntos del PIB, lo que es aceptado en casi todos los análisis de la perspectiva fiscal. Lo que no es aceptable es su propuesta de eliminar la tasa cero del IVA. Un segundo gobierno de la 4T debiera proponer una reforma fiscal que incremente sustancialmente la tasa del ISR tanto a personas físicas como a morales, de modo que sean compatibles con las prevalecientes en países como España o Chile. Reforma que está planteada hace tiempo para que la hacienda pública tenga capacidad para enfrentar los retos que propone conseguir bienestar social.

Lo relevante es que, para el FMI, la conducción económica de la 4T es correcta y debe continuarse. Esta continuidad, sin embargo, nos aleja de las metas de un gobierno que se proponga avanzar decididamente en la construcción de una sociedad justa e incluyente.