Política
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Levantan un nuevo campamento migrante en vías del tren en Vallejo

La mayoría ha sido víctima de extorsiones y asaltos, por lo que no pueden seguir hacia EU

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▲ Unas 100 personas se asentaron en el campamento y alrededores. La imagen es en Clave y Florencio Constantino, en la colonia Vallejo de la alcaldía GAM.Foto Víctor Camacho
Jared Laureles y Jessica Xantomila
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de octubre de 2023, p. 9

A las orillas de las vías del tren en la colonia Vallejo, se levanta un nuevo campamento de migrantes en situación de calle, imagen cada vez más común en la Ciudad de México, al igual que en otras partes del país. La mayoría está en esta condición, sin dinero, por las extorsiones y asaltos que han sufrido a lo largo de la ruta migratoria desde que salen de su lugar de origen, como Venezuela, Honduras y Haití, y en el tránsito por territorio mexicano.

En la zona, entre Florencio Constantino y Caruso, hay familias con niños, hombres y mujeres jóvenes, quienes piden dinero en los cruceros y acuden al mercado a que les apoyen con alimentos. Algunos habitan en casas de campaña y duermen sobre cartones y plásticos, que es lo poco que tienen para también cubrirse de la lluvia y el sol.

En esta pequeña comunidad (de alrededor de 100 personas, considerando las que se encuentran en los alrededores) se mezclan quienes por primera vez buscan llegar a Estados Unidos y los que reintentan subir a las entidades fronterizas del norte tras ser regresados por migración a Chiapas y Tabasco.

Johny, venezolano, llegó hasta estas vías del tren de carga que atraviesa la zona industrial de Vallejo hace tres días porque ya no alcanzó lugar en el albergue Cafemin, que se encuentra a dos calles. Aquí es como un centro de acogida y sobre todo las personas vienen en las noches a poner carpas y sus cosas, expresó.

Comentó que los que llegan a este lugar es porque no tienen dinero. En su caso, dijo, el trayecto desde que salió de Venezuela rumbo a México ha sido horrible. Explicó que de Oaxaca a la Ciudad de México, aunque viajaba en autobús, encontró muchos retenes.

Te bajan y te cobran. Te dicen que son 100 o 200 pesos por persona, pero si no tienes dinero debes seguir a pie. Si caminas puedes tomar combis que te cobran, pero te dejan 10 kilómetros adelante y ahí hay otra que ya te está esperando, que igual te cobra. Es como una red, denunció.

Mientras Jesús, también venezolano, cortaba el cabello de su primo, aseguró que no pretende permanecer mucho tiempo en el campamento, donde pocos son los que tienen cobijas para amenguar el frío. Muchas veces cocinan sus alimentos ahí mismo, en pequeñas ollas y con agua limitada.

Manifestó que su principal temor es que Migración llegue a retirarlos. Sin embargo, reconoció que antes de irse necesita juntar dinero para pagar una renta y permanecer en la capital hasta obtener su cita de solicitud de refugio en la aplicación estadunidense CBP One.

La barbería es un arte en sí y gracias a Dios esto me ha dado el sustento en todo este tiempo para mantenerme a mí, mi hijo y mi familia, y espero que así siga siendo, mencionó.

A su vez, José, originario de Venezuela, contó que él se encontraba en la zona de las vías del tren porque fue regresado de Matamoros, Tamaulipas, a Villahermosa, Tabasco, por el Instituto Nacional de Migración.

Indicó que estuvo dos días en la estación migratoria: es como una cárcel, nos revisan, nos hacen quitar los cordones de los zapatos, como si estuviéramos presos igual. El lunes pasado fueron liberados y comenzamos a subir otra vez.

Gladys es venezolana y vende dulces en el crucero entre Calzada de los Misterios y Clave. Si no fuera porque nosotros nos quedamos sin plata y nos robaron (en el Darién y en Guatemala), no estuviéramos pidiendo. Expuso que la respuesta que recibe de los automovilistas es variada. “Unos nos apoyan, pero otros nos cierran los vidrios y otros nos mandan para Venezuela. Nos dicen ‘lárguense para su país’. Esos comentarios son dolorosos, le quitan los ánimos a uno”.