Sábado 7 de octubre de 2023, p. 5
El director de orquesta Natanael Espinoza (Ensenada, 1979) no tiene miedo de tocar ningún tipo de música. Al frente de la Orquesta Filarmónica del Desierto de Coahuila (OFDC), de la cual es fundador, dirige tanto música clásica como de mariachi, que aquella compuesta para cine o videojuegos.
Como estudiante de violonchelo, su instrumento de carrera, su maestro le aconsejó que debería de interpretar todas las partituras que llegaran a sus manos, le gustaran o no, porque esto te va a dar una perspectiva de la música que después vas a querer abordar
, cuenta que le decía.
Espinoza adoptó en gran medida este pensamiento y, en efecto, le gustan los compromisos diversos y disruptivos. En eso he encontrado también un camino. Me gusta experimentar
.
Espinoza egresó de chelista en 2006, y durante dos años tocó sobre todo en grupos de cámara. Comenzó a estudiar dirección de orquesta con un colega y a visualizarse como alguien que podría interpretar violonchelo y, eventualmente, dirigir una orquesta
. Para cumplir este propósito se fue a estudiar a Rumania, donde un buen maestro me apadrinó
.
También participó en una clase magistral en Nueva York. Sin embargo, el proyecto de la OFDC fue el que lo convirtió en director, por lo que dejó de ejercer el violonchelo de forma profesional.
La OFDC se fundó en enero de 2015; no obstante, el proyecto tuvo sus comienzos en 2008 como la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Saltillo. A esta iniciativa independiente de Espinoza comenzaron a sumarse personas de la sociedad civil, aficionadas a la música académica y de concierto. “Creamos recursos propios por medio de la iniciativa privada; incluso, de los tres niveles de gobierno. Concursábamos para los programas culturales que había, tanto del sector privado como del gobierno.
“Este proyecto independiente empezó a tener relevancia en el norte, en particular en Coahuila, al grado de que, después de algunos años, el gobierno estatal decidió sumarlo al hacer un decreto de creación, abrir plazas de trabajo y volverse parte de la oferta cultural de la entidad. La orquesta ha ido empujando, picando piedra, hasta encontrar una veta relevante de cómo se hace la música en el desierto. Me gusta decir: ‘vengan y escuchen cómo suena Beethoven en el desierto, cómo se interpreta y cómo lo hacemos’.”
Atraer nuevos públicos a las salas de concierto es siempre un tema. Para Espinoza, una orquesta, así como un museo, tiene “su ADN, su razón de ser. En el caso de la OFDC, tiene una estructura que le permite hacer cosas muy diversas; sin embargo, conserva su anatomía. Debemos de promover ese esqueleto como algo que vale la pena escuchar.
En nuestra temporada incluimos música de películas o, en cierta época del año, música de videojuego. Vale la pena interpretar ésta y llamar a otros públicos a la sala de concierto; sin embargo, no veo que la orquesta deba cambiar su razón de ser. Podemos ser tan versátiles y disruptivos como nos lo propongamos; no obstante, hay un camino al que podemos poner nombre y apellido: los clásicos de los siglos XVIII, XIX y XX, que hay que tocar y escuchar.
Por una buena promoción diferente
En eso de atraer públicos diversos, Espinoza apuesta más bien a una promoción buena y diferente: es la forma en que presentas el producto. Podemos tener Wagner, Beethoven, obras superlocochonas, como Ligueti; sin embargo, el punto es que si más allá de Beethoven, ninguno de estos nombres te suena en la cabeza, pues cómo voy a hacer que los demás, que también tienen peso, te llamen a la sala de concierto. Me parece que podemos caminar en el reto de la convocatoria, de la mercadotecnia, hacer que esto sea atractivo. Claro, a la hora de llegar a la sala de concierto, vamos a tocar las cosas como son. No vamos a cambiar nuestra estructura, sino a buscar que sea atractivo
.
–¿Hasta dónde pretende llegar con la OFDC?
–Me gustaría seguir haciendo música con la orquesta siempre a otro nivel, conquistando nuevos repertorios y salas. Cuando agotemos lo nacional, ir a festivales y giras internacionales; por ejemplo, lo que tenemos cerca, en el sur de Estados Unidos, y abrirnos campo. No veo límite. Me gusta siempre pensar que lo que tengo en frente son retos a mediano y corto plazos. Son pasos en ascenso. Pueden ser pequeños; sin embargo, siempre pasos hacia adelante.
Los próximos compromisos de Natanael Espinoza son: 26 de octubre, concierto de temporada de la OFDC con la Sinfonía no. 1, de Anton Bruckner; el 13 de noviembre será director huésped de la Orquesta de Baja California, y el 10 de diciembre dirigirá el Concierto Navideño con la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, en la Sala Nezahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario, en la Ciudad de México.