e le llama así por el mito griego que lo define. Es una etapa normal en niños pequeños que, si no evoluciona por la socialización, puede convertirse en un trastorno de salud mental.
El mito. La diosa Némesis castiga a Narciso, quien enamorado de sí mismo intenta abrazar su propia imagen reflejada en el agua. Ante la desesperación de no lograrlo, se arroja al río y desaparece en las profundidades convirtiéndose en una flor.
Narcisismo normal. En la infancia sana, el amor por sí mismo va en paralelo al amor por los demás. Se percibe el amor de los padres como derecho y reconocimiento. Un niño capaz de amar siente que puede ser amado, pues confía en el amor de los demás. En un círculo benigno de este tipo, la sana autoestima genera empatía y capacidad amatoria.
Narcisismo patológico. Según los expertos, puede iniciar entre los cuatro y los 12 años de edad, por heridas narcisistas debidas al abandono afectivo, la frustración de no sentirse valorado, la humillación, sobreprotección de los padres, rivalidad feroz con hermanos o sobrevaloración del niño por parte de adultos. El narcisismo se identifica en escalas siquiátricas internacionales como trastorno de la personalidad y del carácter, que produce relaciones sociales tóxicas y destructivas. El narcisista adulto se siente y se cree superior, necesita saber que lo admiran y suele tener gran atractivo en la gente de carácter débil, aunque sus actitudes terroristas
asustan a muchos. Los sicoterapeutas recomiendan tener claro que “el narcisista disfuncional vive atrapado en su propia imagen sobrevalorada: se compara siempre, es envidioso, manipulador y tiene una autoestima volátil. No soporta críticas ni cuestionamientos y reacciona agresivamente: ataca y hiere verbalmente si se siente ofendido. El narcisista carece de empatía, no conoce el remordimiento y es muy rencoroso. O los adoras y te sometes a ellos o te desechan” ( Los narcisistas y tú, Júlia Pascual, editorial Diana). Algunos tienen múltiples seguidores, pero a pesar de tantos fans no tienen llenadera. El narcisista no tolera que le pongan límites, siendo quien más los necesita, por su bien y el de los demás.
PS 1. Ayotzinapa y Tlatelolco: ¿banalidad del mal?
2. Somos primer lugar mundial en pornografía y prostitución infantil.