Viernes 6 de octubre de 2023, p. 5
París. La Academia Sueca no sólo ha galardonado a novelistas o poetas, sino también a grandes dramaturgos.
– Bernard Shaw, padre de Pigmalión (1925). La Academia premió al irlandés por su obra llena de idealismo y humanidad
y su sátira estimulante
impregnada por una belleza poética singular
.
– Pirandello, el teatro como paréntesis (1934). Para el dramaturgo italiano, el teatro fue primero un paréntesis. Pero fueron sus obras las que le valieron el reconocimiento de la crítica y no sus novelas, sus poemas ni sus cuentos.
– Eugene O’Neill, pionero del teatro en Estados Unidos (1936). Antes de O’Neill, el teatro estadunidense estaba dominado por representaciones moralistas, dramáticas o humorísticas. El neoyorquino de origen irlandés le dio la vuelta con creaciones que representaban su visión trágica de la vida.
– Samuel Beckett y el teatro del absurdo (1969). El irlandés fue laureado por su obra, que a través de la renovación toma vuelo en la destitución del hombre moderno
.
– Dario Fo, el bufón militante (1997). Dramaturgo de extrema izquierda, director y actor, el italiano Fo era un hombre teatro
. El jurado del Nobel le recompensó al explicar que sus personajes imitan a los bufones del medioevo, flagelando la autoridad y haciendo respetar la dignidad de los oprimidos
.
– Harold Pinter, monumento del teatro británico (2005). Militante antimperialista, es considerado el representante más eminente del teatro dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX
, según la Academia.