Beirut. Más de 110 personas murieron ayer en un ataque con drones contra una academia militar en Homs, el centro de Siria, atribuido por el ejército a organizaciones terroristas, mientras se desarrollaba una ceremonia de promoción de oficiales, informaron por separado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y fuentes gubernamentales del país.

El ejército sirio precisó en un comunicado que los drones cargados con explosivos atacaron la ceremonia, a la que asistían numerosos oficiales jóvenes y sus familias, cuando estaba por concluir. Sin nombrar un grupo armando en particular, atribuyó el ataque a insurgentes apoyados por fuerzas internacionales conocidas y aseguró que “responderá con toda su fuerza y decisión a estas organizaciones ‘terroristas’, donde quiera que se encuentren”.

El ataque se perpetró minutos después de que el ministro de Defensa, Ali Mahmoud Abbas, abandonó el acto. La televisión estatal indicó que el gobierno declaró un periodo de luto nacional de tres días a partir de hoy.

Este bombardeo dejó más de 112 muertos, de los cuales 21 son civiles, además de 125 heridos, reportó el OSDH, con sede en Reino Unido y que cuenta con una amplia red de informantes en territorio sirio.

El ministro de Salud, Hassan al-Ghabash, dio cuenta de 80 muertos y 240 heridos, mientras que el ejército no reportó cifras.

Ningún grupo se adjudicó, hasta el cierre de esta edición, el ataque, que se perpetró en el año 13 de guerra civil en Siria. Células yihadistas, apoyadas por fuerzas occidentales, utilizan a veces drones armados para cometer ataques en contra del gobierno, presidido por Bashar al Assad.

Tras el atentado contra la academia, las fuerzas gubernamentales sirias cañonearon pueblos de la provincia de Idlib, último bastión de los rebeldes en el noroeste del país.

La guerra civil, derivada de la intensa represión gubernamental contra la oleada de protestas de 2011, provocó cerca de medio millón de muertos y dejó un país fragmentado. Homs se volvió un bastión de los rebeldes tras el levantamiento pro democrático, pero las fuerzas gubernamentales recuperaron la localidad en 2017 tras violentos combates.

Durante esta jornada, Turquía bombardeó una central eléctrica, una represa, una fábrica y varios sitios petroleros en la provincia de Hasaka, también al noreste, controlada por las Fuerzas Democráticas Sirias, una coalición dominada por los kurdos y respaldada por Estados Unidos.

Además, aviones de combate estadunidenses F-16 derribaron un dron perteneciente al gobierno turco, que se consideraba una amenaza potencial para las fuerzas de Estados Unidos en Siria, precisó el Pentágono.