Cultura
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Reúne Elisa Díaz Castelo los poemas vagabundos que había dejado de lado

Planetas habitables y un libro de cuentos de la misma autora se juntan en las librerías

Reyes Martínez Torrijos
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de octubre de 2023, p. 5

El lenguaje científico ha creado imágenes sumamente fértiles y poéticas que se pueden explorar y explotar en la poesía, afirmó la escritora Elisa Díaz Castelo a propósito de su poemario atravesado por los temas de la ciencia Planetas habitables (Almadía). El título alcanzó en librerías a El libro de las costumbres rojas (Elefanta Editorial), con cuentos de la misma autora.

La poeta y narradora dijo a La Jornada que si bien el lenguaje científico busca despojarse de la ambigüedad y describir fielmente y con claridad lo que sucede, de forma paradójica muchos de sus conceptos crean metáforas e imágenes, como los términos de astrofísica materia oscura, energía oscura, horizonte de eventos; o la física cuántica con la paradoja del observador.

Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986) refirió que siempre se ha interesado por el discurso científico y los lenguajes técnicos, y le gusta la poesía que se los reapropia. La ciencia no sólo es un lenguaje técnico que tiene muchísima potencia para la creación poética, sino que también hace preguntas similares a las que se plantea la poesía y la filosofía: el inicio y final del mundo y las razones por las que estamos.

Acotó que en Planetas habitables, que se presentó a mediados de septiembre en la Ciudad de México, no todos los poemas tienen que ver necesariamente con la ciencia, sino que algunos tienen, por ejemplo, figuras que se repiten, como la abuela y el tema de un rompimiento, que en mi opinión le dan unidad a la colección.

Sobre esa reunión de poemas, destacó que prefiere pensarlos como un vagabundeo, ya que la palabra vagabundo se vincula con la etimología de planeta: Durante mucho tiempo fueron poemas vagabundos en el sentido de que no pertenecían a los libros que estaba escribiendo, los fui dejando a un lado y poco a poco se fueron constituyendo en su propio libro.

La ganadora del Premio Poesía Aguascalientes 2020 explicó que el título del poemario se debe a la creencia de que “un buen poema debe ser como un planeta habitable, un pequeño mundo que inaugura sus propias condiciones y reglas internas. Quería subrayar que los poemas de este libro son muy distintos entre sí, aunque tienen una serie de búsquedas afines.

Por eso me gusta jugar mucho con la forma. No siento que todos los poemas contengan naturalmente versos y estrofas, sino que una de las grandes libertades en la poesía es poder aprovechar todos los recursos formales y espaciales en la página.

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▲ La escritora Elisa Díaz Castelo sostiene que un buen poema debe ser como un planeta habitable, un pequeño mundo que inaugura sus propias condiciones y reglas internas.Foto cortesía Editorial Almadía

Elisa Díaz ejemplificó con el texto Antimateria, en el que experimentó con frases que en general estarían separadas con puntos o comas, pero en su lugar están todas dibujadas y unas desembocaran en las otras de manera casi líquida y, a veces, crean cierta confusión sobre dónde acaba o termina una oración, ojalá en una indecibilidad fértil.

Planetas habitables y El libro de las costumbres rojas tienen en común que claramente están escritos por la misma persona y por mi forma de utilizar el lenguaje; además, en los poemas tengo una tendencia hacia la narrativa. Me interesa integrar elementos narrativos en mi poesía. Si bien los recursos de ambos libros son similares, las preguntas de las que parte cada uno son distintas.

En El libro de las costumbres rojas “busco ese costado siniestro en la cotidianidad. Exploro otros de los temas que me interesan: lo extraño y lo ominoso, y me aproximo a ellos desde eventos del día a día.

Al escribirlo quería hacer algo similar a revelar una película fotográfica, pero mirar el negativo de la foto, en una especie de cámara oscura literaria, porque me gusta ponerle especial atención a las sombras, esa parte sombría que todos tenemos y de la que rara vez nos gusta hablar.

En torno a la narración Gimme shelter, refirió que la mayor extrañeza se encuentra en los sitios más íntimos. Nunca somos tan extraños como cuando nos miramos de cerca. Me encanta este cuento.

En torno al título, mencionó que nació a partir del cuento, incluido en el libro, Las costumbres de las placentófagas, ambientado en un futuro distópico. Aborda a “unas mujeres que empiezan a pensar que el consumo de placenta humana las va a curar de la infertilidad crónica que se padece en ese mundo y las va a mantener jóvenes para siempre.

“Hay muchos elementos en ese cuento que aparecen también en los otros. Por eso pensé en El libro de las costumbres rojas como título, pensando que tiene mucho quever con lo cotidiano, con cosas que hacemos todos los días, pero queson costumbres no luminosas, ni siquiera inocuas, sino más bien las que tienen un envés sangriento.”