Opinión
Martes 3 de octubre de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Negocios y empresas

Productividad comercial

Miguel Pineda
L

a actividad comercial vive un momento de cambio profundo. Mientras en el pasado una mercancía podía tardar semanas o meses en llegar al consumidor final, ahora llega en forma directa en unos días.

Este cambio se debe a las ventas por Internet, en donde se busca el producto en la pantalla, se paga y la fábrica lo entrega de inmediato. En ocasiones, grandes empresas tienen su propio centro de distribución o logística, pero la tendencia es utilizar a firmas especializadas en comercio electrónico, como Amazon, E-Bay, Alibaba o Mercado Libre.

La transformación más profunda se genera en las pequeñas y medianas empresas que, sin necesidad de contar con locales comerciales, recurrir a intermediarios o realizar esfuerzos para colocar sus bienes en tiendas, pueden realizar todo a través de Internet. Este proceso reduce los tiempos entre la producción de un bien y su consumo.

Se trata de llegar del productor al consumidor final en forma directa, en donde las firmas de comercio electrónico simplemente hacen el enlace y el desplazamiento de la mercancía, lo que implica una agilidad inédita. Además, si el consumidor no está de acuerdo con lo que recibe, en unos días se puede regresar el producto sin costo alguno.

Las ventajas de este sistema son múltiples. A través de la red se comparan precios, calidad, dimensiones, tiempo de recepción y cualquier otro detalle. En general, los costos, incluyendo la logística, son más competitivos que en las tiendas físicas. La razón es que el productor o el comerciante se ahorran el costo de infraestructura y personal en la cadena de distribución tradicional.

Para el caso de las pequeñas empresas, el comercio electrónico les abre un mundo de clientes potenciales al ofrecer sus mercancías en un amplio mercado a través de la red. Otra ventaja es que se consiguen bienes en un mercado globalizado.

Este cambio también implica una reorientación de los espacios en las ciudades y de las personas dedicadas a la comercialización. Centros y tiendas especializadas pierden clientes y cambian de giro. En las periferias y en algunos centros de las ciudades se han ocupado fábricas, almacenes y otras instalaciones para convertirlos en grandes centros de distribución de mercancías.

Este esquema comercial, desarrollado con tecnología de punta, será dominante a nivel mundial en unos pocos años.