Como primer orador en el acto conmemorativo por el duodécimo aniversario de Morena desde su creación como asociación civil, el director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, llamó a sacudir al partido guinda para volverlo a poner a leer, a discutir, a pensar y a generar pensamiento crítico.

Ante la dirigencia morenista, el también escritor expuso cómo se pudrió el PRD, del que salieron muchos de los integrantes de Morena. Y en un mensaje con tono de advertencia, conminó a no cometer los mismos errores.

Durante el acto en el Museo Interactivo de Economía (Mide), que fue encabezado por la coordinadora nacional de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum, el director del FCE se pronunció por mantener la memoria a largo y corto plazos, y dijo que la creación del partido, el 2 de octubre de 2011, no está desvinculada del movimiento estudiantil de 1968.

Al igual que una generación estuvo dispuesta a jugarse la vida por democracia, libertad, combatir el autoritarismo brutal de la dictadura priísta de Gustavo Díaz Ordaz, ahora Morena ha sido el aparato que hemos usado para liberarnos del fraude electoral, la dictadura priísta, el crimen de Estado sistemático que se practicó contra los movimientos sociales.

En su exhorto a mantener la memoria de aquella lucha, subrayó que un partido que no tiene memoria y no tiene historia es un partido convertido en una caja de sardinas. Y la memoria corta nos tiene que llevar a recordar a qué hora se nos pudrió en las manos el PRD.

Además, lamentó que el espíritu del 68 se perdió dentro del PRD “en el entramado burocrático, en las grillas, en los mecanismos de tribu para construir candidaturas más allá de los principios”.

En seguida, en lo que se interpretó como una llamada de atención, añadió: Tenemos que apretar la marcha. Tenemos que volver a este partido de nuevo, el partido del espíritu del pasado, de la memoria, de no cometer los mismos errores, de construir por delante el servicio al pueblo.

La virtud de Morena, concluyó, son muchos millones de ciudadanos que creen que ya llegó la hora del pueblo y no quienes dirigen una parte del aparato del Estado o el propio instituto político.