Lunes 2 de octubre de 2023, p. 30
Tixtla, Gro., En la presentación del libro La pintura en la pared. Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales, de Luis Hernández Navarro, escritor, periodista y coordinador de la sección de opinión de La Jornada, en la Normal Rural de Ayotzinapa, el investigador Gildardo Espinosa Sánchez propuso que se otorgue el título honoris causa a los padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos, por su incansable lucha en busca de sus hijos
.
En su intervención, al final del acto, Espinosa Sánchez, egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, propuso que a ese esfuerzo se sumen también la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y el Fondo de Cultura Económica, a fin de reconocer la perseverancia y su incansable lucha por encontrar a sus hijos, y su valiente búsqueda de la verdad
.
La iniciativa fue retomada por el secretario general de la sección 9 democrática de la CNTE, Pedro Hernández Morales, quien adelantó que la propondrá en la próxima asamblea de la gremial.
Planteó que sea una propuesta también de las normales rurales que se aglutinan en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM). Creo que aquí (la normal de Ayotzinapa) sería el lugar idóneo para que se lleve a cabo (la ceremonia de entrega de tal distinción)
, apuntó el investigador.
En la presentación del libro, realizada en el comedor de la normal de Ayotzinapa, donde se colocaron pinturas de los 43 estudiantes desaparecidos, participó el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández.
El activista dijo a los alumnos, la mayoría de nuevo ingreso, que esta escuela es para formar a maestros con temple, para increpar al poder, exigir justicia, pelear por sus derechos, reivindicar a sus compañeros, estar junto a los padres y madres (de los 43), encarar al Ejército y exigir que haya verdad. Esa es la educación de este normalismo
.
En seguida, Vicente Estrada, quien fue compañero del profesor Lucio Cabañas Barrientos en este plantel, manifestó: “Ayotzinapa se convirtió en el ombligo del mundo. Tienen una responsabilidad que deben procurar porque, ante todo, otros dieron los pasos que tuvieron que dar para que el normalismo siguiera existiendo.
“Un cambio en el país, como el que dicen está logrando la Cuarta Transformación, no se logra así; hay que trabajar mucho con jóvenes como ustedes, no descuidarlos, darles la atención que necesitan y estar a su lado siempre.
Hay mucho que hablar sobre la vida de Lucio (Cabañas), muchas de las cosas que él hizo nos dejan un ejemplo de cómo el normalismo se ha desarrollado. Él era un hombre muy libre, de conducta intachable, e incansable. Ustedes que llegaron, no le aflojen.
A su vez, Pedro Hernández, de la CNTE, comentó el texto de Luis Hernández Navarro: “La tarea de los maestros, esos soldados oscuros de la civilización, es dar al pueblo los medios intelectuales para rebelarse, y eso lo escribió Louise Michel, maestra combatiente de la Comuna de París.
De eso habla este libro, de los maestros rurales que van a sus comunidades, que suben, que caminan, como estuvieron en la protesta de los 43 el pasado 26 (de septiembre), o este lunes, que estarán en la marcha del 2 de octubre, que se cumplen 55 años de que el Estado masacró a estudiantes y al pueblo.
En su oportunidad, Cristina Bautista, madre de uno de los jóvenes desaparecidos, agradeció a Hernández Navarro porque, dijo, su obra es muy importante para las normales rurales, “y sobre todo para la de Ayotzinapa, porque el gobierno los ha criminalizado.
Son los estudiantes que llegan con un sueño de ser alguien en la vida, y cuando terminan van a los pueblos más marginados para enseñar al pueblo y a los niños, y para que el pueblo pueda defender sus derechos. Como madres y padres hemos aprendido de la normal de Ayotzinapa, porque cuando llegamos no estábamos organizados y ellos (los estudiantes) nos enseñaron a manifestarnos, a hablar.
Roberto Rico, del Fondo de Cultura Económica, resaltó que “este es un libro de cabecera que todo normalista debe leer y traer, y cuando sean adultos llevarlo a clase, para que los niños conozcan qué es el normalismo mexicano, que abre senderos en la historia de los pueblos, de sus raíces, sus próceres y las luchas sociales.
Den un vistazo al normalismo rural, profundicen en la búsqueda de los sujetos sociales, de aquellos que fundaron las normales rurales, de aquellos activistas que aún hoy nos siguen enseñando, como Vicente Estrada, aquí presente.
En su intervención, Hernández Navarro manifestó: “No exagero: ustedes son los modernos héroes cívicos de este país; nos han dado una lección de dignidad, de compromiso, de integridad; han resistido los sobornos, no se han echado para atrás.
No se han cansado a pesar de los nueve años que han pasado, de los cansancios, las enfermedades y las penurias que han tenido, durmiendo a la intemperie en el Campo Militar número uno, abrazados a los sueños de sus hijos. Son un ejemplo extraordinario para nosotros y para este país.
Recordó que el profesor Raúl Isidro Burgos, quien fue director de la normal de Ayotzinapa de 1930 a 1935, fue un viejo zapatista, de los de a de veras, de pantalón y camisa de manta blanca y huarache; comía con los campesinos. Cuando la escuela se estaba construyendo él sacaba de su salario para pagarle a los albañiles; con sus alumnos enfrentó a los caciques y a un sector muy conservador del clero de Tixtla. Esta escuela tiene una historia muy ejemplar
.
Las normales rurales, expuso, “son una especie de espada que se puede caer en cualquier momento sobre la cabeza, porque son una piedra en el zapato para los funcionarios. Estas escuelas no son, como nos quieren decir y nos quieren convencer, un peso del pasado.
No son una carga que deba de llevar sobre sus espaldas la Secretaría de Educación Pública. En estas escuelas se están sembrando las semillas del futuro y esas semillas son ustedes, jóvenes.
Al final de la presentación, a la hora de las preguntas, un estudiante de primer año, proveniente de Veracruz, preguntó al autor qué lo motivo a escribir el libro, a lo que Luis Hernández respondió: Fue rabia, coraje, indignación, al ver cómo el Estado intentaba presentar a los normalistas de Ayotzinapa, como delincuentes, y vincularlos con el narcotráfico
.