Domingo 1º de octubre de 2023, p. 2
Edgar Allan Poe y Philip Glass comparten la ciudad de Baltimore. Allí murió el escritor y nació el músico que compuso la ópera de cámara La caída de la casa Usher, basada en el cuento homónimo del poeta, la cual se estrenó ayer en México, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU), con entradas agotadas.
La creación mediante la repetición de patrones melódicos, armónicos y rítmicos que trajo a nuestra época el cuento de terror y misterio de Poe, marcó el inicio de la segunda edición del Festival Cultura UNAM.
La obra de Philip Glass, con libreto de Arthur Yorinks, se estrenó en 1988 en Cambridge (Massachusetts); es uno de los títulos operísticos más representados del compositor estadunidense. Se trata de una ópera compacta de dos actos, que ahora se monta en el país en una coproducción de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de California en San Diego.
La historia se desarrolla en una mansión antigua donde predomina el color rojo del drama, la fuerza y la emoción. Un lámpara, un sofá, un par de sillas y una grabadora son los elementos escénicos en los que se apoya la producción para mostrar la decadencia en la vida de los protagonistas y de la casa misma.
La ópera sigue el relato corto de Edgar Allan Poe en la que Roderick Usher (Miguel Zazueta, tenor) invita a un amigo de la infancia, William (Josué Cerón, barítono), a su casa ancestral. La hermana gemela de Roderick, Madeline (Mariana Flores, soprano) está enferma y pronto morirá.
Con la dirección escénica de Robert Castro, la combinación de elementos de la novela gótica con el terror sicológico creada por Poe, logró escenas inquietantes y sutiles sobre la enfermedad nerviosa que padece Roderick, la catalepsia de Madeline, la posible relación incestuosa entre ambos y el sadismo macabro, cuando la hermana es enterrada viva.
El tono y la emoción de Miguel Zazueta se adaptaban a la interpretación del personaje de Roderick. Como Madeline, la soprano Mariana Flores no tiene texto, sólo canta vocalizaciones con la letra a
. La música de Glass, de repeticiones y con instrumentos que en ocasiones suenan más fuerte, potencializa las sensaciones de terror y las del cambio del estado de ánimo del hermano gemelo.
Concentración, un desafío
Antes de su estreno, la directora concertadora de la ópera, Laura Reyes, comentó a La Jornada que la pieza requiere mucha concentración por la repetición de melodías, ritmos y polirritmias. Física y emocionalmente es intensa; las escenas son largas y van cambiando de carácter. Es desafiante mantener la concentración y, al mismo tiempo, el temple
.
El reto para los músicos, explicó la también flautista, fue hacer algo bello de lo simple, porque es reiterativa y se superponen capas, por lo que es muy fácil perderse, de ahí la importancia de mantener la concentración.
Mientras Laura Reyes dirige al ensamble Usher, el público se sumerge en una atmósfera dramática con una fuerte iluminación y las imágenes que se proyectan al fondo de cada escena. En ocasiones parece que todo es un sueño de Roderick, una alucinación, por la intensidad de la música, como cuando el hermano asegura que su gemela regresó a la casa después de haberla enterrado.
Aunado a los efectos visuales, Robert Castro crea una luz fantasma, con la que Madeline recorre el escenario y resulta un misterio saber si la joven está viva o muerta.
En charla con este diario en un ensayo de la obra, Pablo Gómez Cano, productor artístico de La caída de la casa Usher, comentó que el lenguaje musical de Philip Glass, conocido como minimalista, se puede entender fácilmente por sus repeticiones y por sus cambios, que son muy graduales. La armonía que brinda es consonante, a diferencia de otros lenguajes contemporáneos
.
Agregó que la ópera se ha montado en varios países y ha tenido éxito porque combina la historia de Poe con la música de Philip Glass, cuya obra es muy cautivadora
.
Al final de la pieza, caen las cortinas del telón como si se derrumbarán las paredes rojas de la casa de los Usher. Sólo queda el vacío y el silencio.
La última función de la ópera que une el talento de Edgar Allan Poe y Philip Glass es hoy a las 18 horas en la sala Miguel Covarrubias del CCU (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria).
Como parte del Festival Cultura UNAM, que concluirá el próximo 22 de octubre, se desarrollarán más de 85 actividades, que incluyen ópera, música, teatro, danza y artes visuales, entre otras disciplinas.