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Tatiana Huezo presentó El Eco; quería hablar de México desde otro rincón
Daniela Creamer
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 26 de septiembre de 2023, p. 9

San Sebastián., Un canto a la vida, a la infancia, a la naturaleza, a la humanidad, un cuento mágico. Así es la nueva entrega de la realizadora mexicana de origen salvadoreño Tatiana Huezo, quien presentó su reciente película en el Festival de San Sebastián, El eco, en la sección Horizontes Latinos, donde hace dos años ganó esta división, con Noches de fuego, que también fue muy bien acogida en Cannes. Un logro más después de llevarse el premio a mejor documental este año en la Berlinale.

En su encuentro con la prensa, la directora narró sus experiencias y el largo proceso que le tomó el desarrollo y culminación de su proyecto. El rodaje se llevó a cabo en Puebla, México. Quería contar una historia que se sumergiera en el universo de la infancia. Hace tiempo estaba explorando lo que pasa en ese momento de la vida, más aún criando a una hija casi adolescente. Tardé muchos meses en encontrar el eco que buscaba, y lo hice en esta pequeña comunidad. Quería encontar niños campesinos en México, porque en otros lugares se hacen adultos muy pronto. Una maestra rural me ayudó a recorrer estos sitiios en Puebla, buscando algo que me convenciera, comentó.

Añadió: “Así apareció El Eco. Fue amor a primera vista. Aquí conocí a una niña, Luzma, a través de la abuelita Eustolia, y nos hicimos muy amigas. Esta investigación duró cerca de cuatro años de convivencia intermitente para ganar la confianza de la comunidad, y así me dejaran trabajar con los niños y luego volver a hacer la película.

“Una vez pregunté por qué el nombre del pueblo, El Eco, pero nadie supo responderme; además, que aquí sopla fuerte el viento y se lleva las palabras, por lo que hay que tener cuidado con lo que se dice, porque nos enteramos de todo. Creo que esa fue la señal para saber que ese era el sitio indicado”, señaló Huezo, y que lo era justamente por la importancia de la parte sensorial que quería lograr con el viento y la naturaleza.

Tenía una enorme necesidad de seguir hablando de México desde otro rincón. Es menos doloroso. Tenía gran necesidad de apartarme de la herida, de esa herida profunda que atraviesa mi país, reconoce la cineasta. Poco antes de comenzar el rodaje, la abuelita Eustolia falleció y me hizo dudar si construir o no el filme, pero de todo esto saqué una lección más importante que aprendí con este proyecto: en la vida, cada día hay muchas cosas y momentos extraordinarios que nos dan para una película y para cien más, subrayó.

“Por eso quería acercarse a la magia que desprende una comunidad como la de El Eco, de ver crecer a los más pequeños en un ambiente no exento de dureza, en una zona donde el clima es muy extremo, donde hay sequía y se mueren los animales”, manifestó la directora Huezo.