ay que tener mucho cuidado con lo que hace el Gobierno de la Ciudad de México, que hasta donde nos dicen, tiene muy bien definida su predilección en esto de la justa por hallar un candidato o candidata al gobierno de la capital del país.
Nos referimos a esto porque es necesario, cuando menos en esta ciudad, lograr procesos limpios, y aunque ya ahora estén muy, pero muy sucios, no se necesita echarles más mugre; por el contrario, este sería el momento para tratar de aclarar muchas de las actitudes que desde el Zócalo se han tomado.
Por lo pronto y lo hemos explicado varias veces, todo indica que entre el gobierno y el partido en la CDMX hay un acuerdo, y el partido, es decir, Morena, se presta a un juego nada limpio que pretende imponer a su personaje a como dé lugar.
El gobierno que encabeza Martí Batres ha volteado los ojos hacia la contienda y olvidó al gobierno que ha sido totalmente ignorado y sólo se empeña en tener bien las cosas cuando se trata de la foto en Palacio Nacional o cuando hay que inaugurar lo que él no hizo.
Nadie puede acusar a Batres de tener preferencias, a final de cuentas es un político de muchos años, pero sí habrá que condenarle en caso de que sus preferencias se crucen con las tareas de gobierno.
Hay mucha confianza en que la oposición no tenga ningún respaldo, ningún candidato que se acerque a los porcentajes de aceptación de los que disfrutan cualquiera de los precandidatos de Morena, pero apostar sólo a la fama y el trabajo del Presidente para obtener la elección interna sería un despropósito.
Muchos ojos están puestos en Batres, que es bien sabido no era, ni cuando mucho, la primera opción de Claudia Sheinbaum para suplirla en el mandato, pero ninguno aceptó y sólo quedó Batres, que bien sabía que esa, la suplencia, sería la única forma de llegar a la jefatura de Gobierno que tanto anhelaba.
El tribunal electoral de la ciudad acercó la lupa a las acciones del gobierno porque las observaciones a su actuación, al parecer, son muchas y tienen datos precisos sobre el favoritismo del jefe de Gobierno.
Así las cosas, Batres deberá tener mucho cuidado en no ensuciar, aún más, el proceso interno de Morena para tener un candidato a la jefatura de Gobierno. Restarle credibilidad a quien pudiera, por falta de oposición, llegar a gobernar en la ciudad, sería un desastre, así que más vale pisar con pies de plomo en esto de la sucesión.
Por cierto, Hugo López-Gatell seguramente tiene bien medida la reacción que su postulación a la candidatura para la jefatura de Gobierno iba a acarrear, y por ello mismo tiene que tener un escudo que le permita aguantar la andanada en su contra de los de siempre. Ni modo.
De pasadita
Nos cuentan que hoy, al cumplirse otro aniversario del horror en Ayotzinapa, habrá un acto en el que algunos interesados en meter la mano en el proceso de Morena hacia el gobierno de la ciudad lanzarán culpas en contra de Omar García Harfuch, a quien ven como posible candidato al gobierno de la ciudad.
Esos ataques, si sólo son parte del discurso sistemático para condenar al gobierno actual, no pasarán de eso, del berrinche de algunos que se sienten amenazados por el ex jefe de la policía, pero si al interior del partido se fragua un intento de descalificación, eso deberá ser condenado por el propio organismo, que es donde milita García Harfuch, porque no resultan sanas, como ya hemos dicho, las puñaladas traperas.