Lunes 25 de septiembre de 2023, p. 19
Debido a la escasez de agua que impulsa el cambio climático, viejos problemas como las enfermedades diarreicas y las muertes que éstas causan –males que se creían superadas en las grandes urbes– están a la vuelta de la esquina
, señala el estudio Sequía, agua y salud poblacional contemporánea en México, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
A pesar de que la cobertura del servicio es superior a 95 por ciento, aún se debe garantizar el acceso seguro y suficiente, ya que la falta de disponibilidad y su mala calidad ocasionan enfermedades como diarrea, amibiasis e infecciones intestinales y en las vías urinarias, indica el reporte, elaborado por Roberto Constantino Toto y Armando Valle Yahutentzi y publicado en el libro La sequía en México.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático, el aumento de la escasez de agua, el crecimiento de la población, los cambios demográficos y la urbanización, ya suponen desafíos para los sistemas de abastecimiento de ese recurso. A 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez
, indica el texto.
Refiere que la presencia extendida de las temporadas de sequía se vuelve un problema crónico
si se suma la gestión y calidad del agua.
La OMS y su rama hemisférica, la Organización Panamericana de la Salud, han considerado que debido a la contaminación de las aguas superficiales se busca extraerlas de depósitos profundos, pero la disponibilidad del líquido de esa fuente se reduce porque tiene contaminantes como cadmio, plomo, cianuro, arsénico y flúor.
Contaminación minera
Cada año se busca mantener los niveles de las presas por encima del mínimo. Demasiados ríos ahora son vertederos de basura a causa de los asentamientos humanos o son contaminados por la industria, en especial por la minera
, menciona.
El estudio precisa que hay menor disponibilidad del recurso en el norte que en el sureste y las regiones con índices relevantes de contaminación están en el centro (Valle de México, Lerma-Santiago-Pacífico y Golfo Centro), en parte, debido a la concentración demográfica, que demanda mayores infraestructuras.
La sequía se vuelve crónica, señala la investigación, debido a la convergencia de fenómenos meteorológicos que prolongan las estaciones sin agua, la poca inversión en el sector como efecto de la caída histórica del gasto público en medio ambiente y la reducción del monitoreo, que impacta directamente en el grado de disponibilidad y acceso seguro del líquido.